El valor de los técnicos de base

Pablo Detori, entrenador del Urraca en la Tercera Federación, centra esta vez su atención en una parte tan imprescindible del fútbol como poco valorada. Su opinión pone en valor a todo lo que hace posible el fútbol base

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Detori 3
Mar, 01/02/2022 - 10:13

Recientemente leí en algún medio que la probabilidad de que un niño llegue al fútbol profesional es similar a que te toque la lotería. No sé si es exacto o una exageración, lo que sí sé es el trabajo que hay detrás de esos jugadores que terminan llegando.

En muchos de los equipos profesionales de este país se presume de cantera, de esos jugadores que tras un largo recorrido por las categorías de formación llegan al fútbol profesional. Ahora, aquí hay muchos ejemplos: Gaspar, Guille Rosas, Gragera... en el Sporting. O Viti, Jimmy, Borja... en el Oviedo. Y muchos más en el fútbol nacional.

Todos ellos sin excepción pasaron por el fútbol base o formativo y casi todos dieron pasos por otros equipos como el Roces, Llano, Arenal, en Gijón; Astur, Covadonga, Estadio, entre otros, en Oviedo. Todos ellos o la mayoría fueron captados de otros equipos y todos ellos tuvieron técnicos que los formaron en valores y en fundamentos del juego. Les mejoraron y se esforzaron en su progresión. Por eso los que recorrimos todas las categorías sabemos muy bien el esfuerzo de los técnicos de base, su trabajo enorme y normalmente mal remunerado. Son parte fundamental para las bases, para que aumenten esas escasas probabilidades de las que hablaba al inicio de este comentario. 

Si ser entrenador es algo vocacional, serlo de la base lo es aún más. Con menos medios, menos reconocimiento y menor retribución. Pese a ello, los chicos siguen llegando y seguimos presumiendo de ellos. Muy pocos de ellos llegarían si no tuviesen esa formación tan poco valorada, cuando el trabajo de los técnicos de base es esencial para el desarrollo del talento. Su trabajo es imprescindible.

En consecuencia, se les debería poner en valor, respetarles mucho más, recompensarles y criticarles menos. Es sencillo, sin los formadores de base no hay canteras de las que presumir. La mayoría hicimos ese camino. ¡VALORADLES!