Me sigue Paulo Futre

No me gusta el VAR. El invento está bien, pero su aplicación no. Una jugada a cámara lenta no es la misma. Casi nada es lo mismo a cámara lenta; un beso efímero de dos tímidos adolescentes, un estornudo en primavera o un niño de infantil que cae a la salida del cole, vistos a velocidad lenta se convierten en otra cosa. Supongo que el tiempo y la experiencia harán cambiar el uso de esta tecnología limitándola a elemento de mera consulta. Que si el gol entra o no, que si se expulsa a uno o a otro jugador o que si es o no fuera de juego. Lo demás, nada. 

Y no me gusta por otra razón. Se está acabando con los piscineros. El fútbol es un juego y la picardía debe ser un ingrediente imprescindible. La mano de D10S por ejemplo no estaría en la memoria de todo futbolero con la presencia del VAR. No tendríamos a nuestros queridos piscineros. El rey de los piscineros era Paulo Futre. Yo estaba en aquel partido en el Tartiere en el que Gorriarán, defensor del Oviedo, persiguió sin descanso al luso por todo el campo. También le vi en el Calderón, en un creo recordar 3-0 al Logroñés con Alemao de compañero y nuestro Santi Garcia Barrero en el equipo riojano.

No creo que tenga buenos recuerdos el luso del Tartiere antiguo. Algún que otro batacazo se llevaron él y los suyos allí. Incluso el Atlético de Madrid descendió a 2ª en Buenavista. Así fue jóvenes, pero eso ya, es otra historia. La cuestión es que a mí me sigue Paulo Futre. No como en su día le siguió Gorriarán, no. No creo que sea por verle y disfrutar de su eléctrico juego de conducciones y regates delirantes. Tampoco creo que fuera por añorar sus recordadas piscinas. Seguro que se equivocó, cual sería sino la razón, Es algo inexplicable pero a mí me sigue Paulo Futre. En Twitter.