El fortín de Pumarín tampoco fue suficiente para alargar el sueño

El sueño duró poco. Siguiendo con la tónica de la serie, el asombroso acierto anotador de Zunder Palencia fue demasiado para un Unicaja Banco Oviedo Baloncesto que se vuelve a quedar en el camino. No será por ganas que había en Pumarín. No será por ilusión. Tampoco por trabajo de la gente que compone el club. Las cosas no salieron ante Palencia que volvió a ser verdugo del cuadro asturiano. Un gran porcentaje de anotación derrocó a los de Natxo Lezkano que se quedan fuera del siguiente paso por el ascenso de categoría. Ni Pumarín pudo. 

Pumarín presentó sus mejores galas para buscar la heroica. Necesitaba una gran tarde para comenzar la remontada de una eliminatoria que llegaba complicada al 'fortín'. El ambiente se notaba, pero no se traducía en el parqué. El equipo de Pedro Rivero, fiel a su estilo durante toda la serie, encontró un agujero demasiado grande en el aro ovetense. Al término del primer cuarto, Palencia se fue 10 puntos arriba, sustentados por la gran muñeca de Prince Ali, que terminaría el partido con 22 puntos en su cuenta.

No entraba en los planes, pero el capitán atendió a la llamada. La entrada en pista de Óliver Arteaga le echó más gasolina al incendio de Pumarín. Sin embargo, tampoco fue suficiente. El eterno capitán no estaba al cien por cien y a los pocos minutos se fue al banquillo para no volver. Los 'Lezkano Boys' no encontraban el camino a la canasta rival y los porcentajes de anotación denotaban la diferencia entre ambos conjuntos. Desde el triple, Palencia amasacraba. Desde el triple, Oviedo no asustaba. Al descanso, los 43 puntos de Palencia demostraban el buen día anotador, uno más, de los visitantes. Por contra, el Oviedo Baloncesto se iba con un solo triple después de doce intentos. Losa muy grande. 

Pero Pumarín confiaba en la hazaña mayor. Incluso el entrenador del Real Oviedo José Ángel Ziganda jaleaba a los jugadores de su vecino Lezkano. El público jugaba su partido y trataba de reanimar a unos jugadores cuyo poco acierto les pasaba factura. Herve Kabasele y Sean McDonell eran los que tiraban del carro, pero no era suficiente. La diferencia aumentó incluso antes de llegar al último cuarto. En las filas palentinas, Rubio también empezó su festival particular desde la línea de tres. Uno más dentro de una serie soberbia del '7' morado. 

A dos minutos para el último cuarto, un triple de Jorgensen conectó Pumarín. Oviedo Baloncesto se ponía a diez después de tres aciertos en 14 intentos desde la línea de tres. Cuando más se acercaban los de Lezkano, más duro era el golpe palentino. Con dos triples consecutivos del equipo visitante, los ánimos eran bajos en Pumarín antes de encarar el último cuarto. 

Cuando parecía que todo estaba perdido, dos recuperaciones con su posterior anotación pusieron a los asturianos a ocho puntos de distancia con seis minutos por delante. Ahí rugió la caldera. El sueño era posible. Un sueño del que se encargó de despertar a la parroquia asturiana Noah Allen. Un 'tres más uno' del talentoso jugador de Palencia terminó por matar el partido. Con un Pumarín entregado a los suyos sin importar el resultado, se cerró una temporada más antes de tiempo para el Oviedo Baloncesto. No toca desmerecer el gran trabajo del equipo ovetense. Con uno de los presupuestos más austeros de la competición, siguen colándose en todas las fiestas. Y que sigan. Otro año caerá. 

Datos técnicos

Unicaja Banco Oviedo Baloncesto (67): Quinteto inicial: 0. Atencia (13), 4. Jorgensen (11), 10. Kamba (13), 14. Kabasele (14) y 24. McDonell (12).
Jugadores suplentes: 9. Lundqvist (3), 12. Arteaga (0), 13. Bartolomé (0), 18. Suárez (0), 22. Elechi (1), 23. Xavier (0). 

Zunder Palencia: (75) Quinteto inicial: 3. Speight (15), 5. Ortega (0), 6. Blumbers (4), 8. Ali (22) y 18. Fall (8)
Jugadores suplentes: 7. Rubio (6), 11. Allen (3), 17. Froufe (0), 24. Dani Rodríguez (13), 30. Chuso González (3) y 34. Barro (1). 

Parciales: 14-24, 16-19, 16-19 y 21-13

Árbitros: Enrique Miguel López Herrada, Víctor Más Cagide y Juan Francisco González Cuervo.