La Crónica: 'Campu' le brinda una vida extra al Sporting

El Sporting de Gijón se ganó una bala más en este final de Segunda división a costa de una jornada de sufrimiento en El Molinón. Con suspense, con emoción, con nerviosismo extremo. Sufrió el conjunto gijonés ante un Eibar con opciones de ascenso directo. Cuando el partido se acababa, ambos se activaron en busca de la victoria. El premio final lo obtuvo Víctor Campuzano. El '11' que volvía después de meses fuera de los terrenos de juego agradeció un balón de Otero para enloquecer a una ciudad que se volcó con el equipo. 

Dentro de un ambiente de altura, dibujado ya desde primera hora del domingo en todos los rincones de Gijón, daba comienzo un partido importante. El público entendió su papel y comenzó a abroncar cada posesión del Eibar, que no fueron pocas en el comienzo del partido. Los de Etxeberría dominaban el control del balón aunque sin dejarse caer por la portería de Yáñez. En el otro área, un Luca Zidane escapista con el balón vio como Mario apuntaba con su remate de cabeza pero se libraba con la intervención de Arbilla. 

El central sería protagonista en el otro área. Desde la izquierda la colgó el conjunto armero y la peinada de Arbilla se paseó por delante de la portería rojiblanca. Una zona que empezaría a ver como el Eibar se acercaba. El siguiente en probar fue Róber Correa, con un disparo potente que obligó a Yáñez a sacar los puños a pasear. Eso lo intentó Zidane, pero confió en su mirada para que el disparo de Gaspar Campos se fuera lejos. El gijonés condujo y encontró su lugar para disparar. El larguero le privó de un gol que hubiera dado alas antes del descanso. 

Los cambios activaron al Sporting. La entrada de Djuka y de Fran Villalba le dieron alas al conjunto gijonés ante un Eibar que no se cansaba de buscar el contragolpe de forma feroz. En la primera intentona del '23', casi el premio. Conectó Djuka un balón de forma acrobática para exigir a Zidane con una gran estirada. No estaba mal el Sporting pero sufría con las llegadas de Stoichkov y Corpas. También Aketxe achuchaba de lo lindo. Pero sin mayores riesgos salvo un balón que se paseó por delante de Yáñez sin encontrar, afortunadamente, rematador. 

Los avisos del Eibar hicieron que el Sporting se volcara. Y para tener gol, más hombres de arriba. La tarde apretaba en cuanto a resultados y se quemaron naves. Con Campuzano el fútbol fue justo. Semanas de paliza individual para estar a tono de cara a la recta final. Y al segundo balón que toca, bingo. Juan Otero la colocó con mimo en el segundo palo para que la entrada de Campuzano hiciera astillas la portería armera. Locura en El Molinón con un gol que daba una vida extra. 

Con el Sporting por delante, El Molinón empezó a jugar lo suyo. Apretó de lo lindo, silbó al rival como si no hubiera un mañana y celebró con rabia la victoria. El Sporting se ganó una vida más, A Elda con la ilusión por bandera.