La Crónica: El Molinón resiste la intriga

El Sporting de Gijón sabe que por su hogar pasan muchas de las opciones para ser fuertes esta temporada. El duelo ante el Huesca fue una demostración de que el mensaje ha calado en el vestuario. Sin muchos alardes, los rojiblancos tumbaron a un rival que no incomodó hasta el descuento. El tanto de Róber Pier en propia puerta afeaba una buena actuación coral de los de Albés que vuelven a puestos de play off. 

El refuerzo anímico del miércoles dejaba a las claras la oportunidad para Caicedo. El ecuatoriano saltaba a El Molinón como titular por primera vez en un once que rotaciones por línea. Y tantas ganas tenía de hacer feliz a su entrenador que tardó cuatro minutos en hacer feliz a su gente. Desde la esquina confió el Sporting en su pizarra. Entre Nacho Méndez y Olaetxea sembraron el gol. El remate del vasco enfilaba portería. Ante las dudas, Caicedo metió la caña sobre la línea para estrenarse. La noche del 'Toro'. 

El gol llegó con una lluvia intermitente sobre El Molinón que era incapaz de frenar a una afición desencadenada. Botaba la grada con el buen inicio de los suyos y cerca estuvo Caicedo de provocar otro nuevo seísmo. Por condiciones físicas no es la cosa. Dentro del área, con un jugador del Huesca colgado de la chepa, el ecuatoriano remató el segundo córner del Sporting y su cabezazo se escapó por nada y menos. 

El partido, de cara para el conjunto de Albés, entró en fase de hibernación. Ni el Sporting se acercaba, ni el Huesca inquietaba en exceso. A la media hora, el equipo rojiblanco hizo 'clic'. Se animó el conjunto gijonés en ataque con un Caicedo con sangre en el cuchillo. Apareció por la derecha para poner el balón en el segundo palo. No llegó el killer, que era el que colgaba el balón. Y a Queipo le faltó medio palmo. 

El marcador no era cómodo y el equipo de Albés jugaba con el marcador. El Huesca llegó por primera vez a los guantes de Yáñez a falta de cinco minutos para el descanso. Fallos en los pases rojiblancos daban alas a los oscenses. Pero eran intentos sin fundamento. Entre tanto y de camino al descanso, varios saques de esquina levantaron al público, aunque no por una alegría total. Tiempo para el bocata. 

Salió el Huesca con energías renovadas. El deseado Loureiro casi provoca un atragantamiento generalizado con un disparo de espaldas que hizo volar a Yáñez para marcar los tiempos. El inicio hizo levantar las orejas a Albés, que llamó a filas a Otero y a Gaspar. Desde la banda vieron como Nacho Méndez obligó a estirarse a lo largo a Juan Pérez para tapar el disparo del capitán. Tuvo otra después de una jugada de pura fantasía entre Nacho Martín y el '10' que taponó sin suerte un Caicedo en su último servicio al partido. Al banquillo con la primera muesca en el bolso. 

Las entradas de las armas titulares elevaron las prestaciones de los rojiblancos. Dani Queipo desempolvó un disparo que salió centrado. El Sporting no era capaz de matar el choque y el Huesca remoloneaba cada vez menos. Loureiro aprovechó una desconexión rojiblanca para asustar a El Molinón con un disparo que no pudo atrapar Yáñez. La ocasión levantó los ánimos del equipo de Antonio Hidalgo que volvía a tenerla en la cabeza de Sergi Enrich. 

Reaccionó Albés llamando a filas a Gelabert, un hombre con capacidad de generar caos entre la calma. La reacción, inmediata. Desde la banda zurda y de la presión apareció el balón a dominios de Nacho Méndez. El de Luanco, el mejor rojiblanco sobre el césped, la filtró con túnel incluido a Gaspar Campos. El '7' definió pegado al palo con determinación, para disipar dudas. Personales y colectivas. Con un Molinón encandilado con los suyos, la entrada de Campuzano avivaba el hambre arriba. Pero todavía hubo tiempo para la emoción. Róber Pier, el no quería, mandó el balón al fondo de la red de Yáñez. El Huesca quiso birlar el botín rojiblanco en el tiempo de descuento, pero el Sporting supo amarrar sus tareas y sellar tres puntos más que refuerzan al Molinón