La Crónica: El Sporting se desquicia en Almería

El castillo de naipes se le derrumbó al Sporting de Gijón. O, mejor expresado, Manuel Ángel Pérez se encargó de patearlo para echarlo todo a tierra. La actuación del colegiado madrileño fue la triste protagonista del partido del equipo rojiblanco. Cayó el Sporting ante el Almería tras plantar su bandera en la primera parte y dominar a un equipo local que no podía hacer más que frenar al equipo gijonés con sufrimiento. En la segunda parte, todo en contra. Guille Rosas se fue expulsado, explicación necesaria mediante, a Kevin Vázquez le abrieron la tibia y se fue amonestado... Una larga lista de desidias que terminó con Arribas tumbando el mentón rojiblanco. 

Con Justin haciendo las veces de Nacho Martín en el centro del campo, dio comienzo una noche sobre un césped algo damnificado y con un Almería dominante. La ausencia de la figura del mediocentro defensivo hacía que los diablos indálicos contaran con protagonismo. Arribas y Melamed merodeaban con comodidad en un inicio de partido con balón local y el Sporting cerraba filas en torno a Yáñez. Era más sensación que ocasiones. 

Empezaron a llegar de forma rápida en un inicio vibrante a ojos del espectador medio. Primero fue el Almería tras una jugada de estrategia que finalizó Melamed con un disparo en la frontal que obligó a atajar a Yáñez. Antes, Gaspar Campos ya había empezado a decir que le gustaba Almería. Primero, una ocasión con un disparo al palo corto que atajó Andrés Fernández. Una ocasión que dio paso al momento 'show time' del Sporting. 

Se empezó a gustar. Y mucho. Y bien. El equipo de Asier Garitano aprovechó las dudas del Almería para conectar con los de arriba. En sintonía, la flecha hacia arriba de Gaspar, el talento de Gelabert, el olfato de Dubasin y la visión de Otero hacen del Sporting un gran equipo. Primero fue Dubasin el que pudo estrenar el marcador tras un gran pase de Gaspar. No vio por el retrovisor a Guille Rosas. Desdichado Gaspar, afortunado en la siguiente. Una pared de puro arte con Juan Otero desembocó en la sexta asistencia del colombiano y en la definición perfecta del capitán para marcar el primero. Olé Sporting. 

Tras el gol, siguió gustándose el equipo de Garitano con el balón. Cómodo, con arte. Con la bombona de oxígeno que otorgaba Gelabert en momentos de agobio, el Almería no era capaz de frenar el vendaval asturiano. El paso de los minutos fue cambiando el timón del partido. Acabó mejor el Almería que saboreó un penalti por mano de Justin. La repetición reveló la verdad de la acción. El brazo del mediocentro, pegado al cuerpo y girado, le llevó la contraria al árbitro. Respiro rojiblanco, idéntico al que sintió cuando Guille Rosas ejerció de portero para taponar un balón que se colaba. Al descanso resoplando. 

Empezó la segunda parte con Gaspar ejerciendo de estandarte. El gijonés, con su mejor partido en mucho tiempo, tuvo el segundo con un disparo marca de la casa que se escapó por muy poco. En el otro área, Baba hizo mancharse el costado a Yáñez con un disparo lejano que botó delante. Todo bien hasta el caos. Y hasta el desmadre. Se equivocó en la primera parte el árbitro con el penalti a Justin. Y pecó de exceso de protagonismo con la segunda amarilla a Guille Rosas. Todo nace de una falta no pitada al lateral. Retorcido por el golpe fuera del campo, observó como el árbitro reanudaba el partido sin él en el verde. Y entró. Manuel Ángel Pérez, como una centella, le mostró la segunda. Incredulidad total. 

Más todavía cuando el Almería metió más el dedo en la llaga asturiana. Embarba aprovechó un resbalón de Corredera para hacerse hueco en la frontal del área, armar el disparo y colocarla lejos de Yáñez. De un plan de partido controlado a la caída del castillo de naipes en un par de minutos. 

Buscó rearmar su plan Garitano con los cambios. Quedó Otero arriba como un náufrago con la compañía de Oscar Cortés. También les tocaba defender a un Almería envalentonado por la superioridad numérica. De ahí que la recta final de partido se le hiciera eterna para el Sporting de Gijón. Yáñez hizo la suya para evitar un tanto que se veía ya, pero una mano del meta a Arnau fue salvadora. Por si fuera poco el 'show' de Manuel Ángel Pérez, terminó de coronarse con una acción sobre Kevin Vázquez. Terminó el lateral gallego entre lágrimas y con la tibia bañada por sangre. Y, de paso, con amarilla. Una más para un colegiado que desquició al Sporting. 

Todo derivó en otra recta final cruel para los intereses de Garitano. Era la del cántaro y la fuente. A la enésima, se rompió. La cazó Arribas dentro del área tras un pase filtrado y batió a Yáñez para derribar la resistencia del Sporting. Con todo el honor que le quedaba dentro, intentó el equipo rojiblanco buscar el empate a la desesperada. No le dio al Sporting para romper su racha de derrotas y se marchó vapuleado, y no en el sentido futbolístico, de Almería.