La Crónica: Turrón del duro para las fiestas del Sporting

La marimorena. El Sporting de Gijón evidenció todos sus males en el cierre de 2024 con una derrota más en casa ante un Málaga que no sabía lo que era vencer fuera de La Rosaleda. No le salió nada al equipo de Albés en casa que se fue de vacaciones de morros tras un partido sin acierto en las áreas. Tres veces llegó el Málaga y tres goles. Más y mejor llegó el Sporting, pero entre el palo y Alfonso Herrero le negaron unas felices fiestas al equipo rojiblanco que cierra un diciembre para el olvido. 

Con otro pequeño revolcón con respecto al último partido, con una mano entera de novedades y con Diego Sánchez de vuelta al foco. Así se presentó el Sporting en El Molinón para ganarse el aguinaldo. El primero en ganarse la extra fue Alfonso Herrero. La parada del portero del Málaga ante el remate de Campuzano en el área pequeña fue de órdago. Exhibición de reflejos de uno de los mejores guardametas de la categoría que volvía a reafirmar su condición con otra parada tremebunda a Gaspar. En 10 minutos ya había dejado las dos paradas de la jornada. 

El que hubiera visto la primera parte de Anduva y la quisiera comparar con la primera de El Molinón, podría llegar a pensar que se encontraba viendo otra modalidad deportiva. Ritmo, intensidad y ocasiones. Del dominio de uno se pasaba al dominio del otro. Llegaba el Sporting con más claridad, aunque sin tanta como en el descorchar del partido. Guille Rosas subía y bajaba como un ascensor, aunque sin encontrar socios en los envíos. 

Con El Molinón alentando a los suyos se vino arriba el Sporting para acabar la primera parte. Nacho Méndez sumaba, Queipo quebraba a su par y Gaspar era un diablo. El '7' combinaba con Guille Rosas y entraba, esta vez por la derecha. Sin exigir a Alfonso Herrero, pero girando las cabezas hacia el área malagueño. Se equilibró más si cabe en la recta final, con Jesús Bernal cargando el peso del partido sobre sus hombros y con Nacho Méndez derrochando magia. Pero de los buenos mimbres no fue capaz el Sporting construir su ventaja. A repasar al vestuario. 

16 segundos tardó el plan en irse al garete. La primera fue certera del Málaga, con Roko Baturina adormilando el esférico y marcando un gol tan bonito como doloroso para el mentón rojiblanco. Antes había entrado al partido Gelabert para buscar algo más arriba. Por el perfil diestro llegaba el Sporting, con un buen Bernal que parecía marcharse al banquillo con un golpe en la rodilla. Con el cambio cociéndose, Pablo García sacó las astillas al larguero con un balón que se paseó por el área. No le salía nada al Sporting, aunque las sensaciones invitaban a creer. 

Fue Olaetxea el que abandonó el campo para que entrara Nacho Martín. Con el equipo creciendo, otra vez el sonido del palo se escuchó en todo El Molinón. Por el mismo lado que la de Pablo García, llegó Nacho Méndez que colocó el balón en el mismo lugar que el lateral gijonés. Segunda vez que el esférico se estampaba contra el mismo lugar y la sensación de que al Sporting la suerte le daba la espalda. La rodilla de Bernal decía basta y Albés quemaba sus naves con Cote y Caicedo. 

El cronómetro empezaba a jugar en contra del Sporting que empezaba a nublarse en ataque. Los balones de Cote llevaba su dosis de veneno, pero la defensa andaluza estaba avispada. Cuando todo se ponía negro, Manu Molina remató con la mano dentro del área. El VAR se lo chivó al árbitro y accedió al penalti. A la afrenta se fue Campuzano, que se estampó contra Alfonso Herrero. El rechace le volvió a caer a Campuzano que, a la segunda reventó la red. 

A perro flaco, todos son pulgas. Con el Sporting inflado y con la esperanza de un botín mayor, el fútbol volvió a ser cruel. Gelabert se apuraba para recuperar en la frontal, pero por el camino Muresan Muresan, fruto de una nefasta colocación, le hizo la pantalla. No recuperó el Sporting, se envalentonó el Málaga y Dioni Villalba marcó el segundo en el segundo tiro a puerta del equipo andaluz. El añadido fue eterno, pero el Sporting no inquietó al Málaga más allá de balones aéreos. El equipo volvió a fallar, Róber Pier salió en la foto y Dioni Villalba ajustició a los rojiblancos. No tendrá unas felices fiestas el Sporting de Gijón después de un polvorón bien duro.