Anquela: "Cervera es mi debilidad porque es un entrenador normal"

Si hay un entrenador que no esquiva las preguntas ese es Juan Antonio Anquela (Linares, 1957). El técnico jienense acostumbra a ser una persona directa y natural a la hora de expresar sus opiniones, sobre todo si se trata de hablar de fútbol, su gran pasión. "Mi vida ha sido el fútbol, yo no sé hacer otra cosa". Y es que aunque habla en pretérito, lo tiene muy presente, a pesar de su inactividad actual. "Todos los fines de semana veo mucho fútbol, no por necesidad, sino porque me gusta", confesó este miércoles en una entrevista concedida a Radio MARCA Asturias.

Su última experiencia en el banquillo del Ibiza no le salió como hubiera deseado. Tampoco tuvo demasiado tiempo. Anquela llegó a Can Misses el 24 de octubre para enderezar la mala dinámica del conjunto balear, pero el 23 de noviembre tuvo que hacer de nuevo las maletas. Tan solo dirigió al equipo en cinco partidos, cuatro de liga y uno de Copa del Rey. "Por más vueltas que le doy no llego a comprender lo que pasó. Si tu crees que en cuatro partidos vas a solucionar todo estás equivocado. La paciencia es una virtud que en el fútbol se está perdiendo", despachó el jienense, que ahora afronta con tranquilidad el futuro. "El tiempo me ha dicho que tengo que tener paciencia. Si surge la posibilidad bien, lo que intentaré será no equivocarme en la elección", añadió.

Preguntado por cómo está viendo la categoría esta temporada, Anquela no detecta muchas sorpresas en relación a lo visto años atrás. "Sigue el guion habitual, salvo que los de arriba son más fuertes". Lo que sí percibe es que a poco que los equipos se dispersan, una vez encarrilados los objetivos, es fácil equivocarse. "No me gustaría llegar a final de temporada sin nada en juego. Es muy complicado convivir durante dos meses sin objetivos. Hay que buscarse algo por lo que competir", incidió.

Un aspecto, este, que podría afectarle al Real Oviedo, su exequipo, después de las últimas dos victorias consecutivas. Anquela da la receta. "El Oviedo lo tiene que hacer es mejorar cada año su posición. Es muy peligroso hablar de renovaciones y descuidar el siguiente partido. Hay que estar luchando hasta el último partido", valoró el jienense, que reconoce sentir devoción por Álvaro Cervera. "Es mi debilidad porque es un entrenador normal. Es muy trabajador, habla lo justo, suele intentar hacer un vestuario en condiciones. Cuando uno entra en sustitución de un compañero lo que tiene que hacer es mejorar lo que había y él lo está haciendo", expresó.

Una alabanza en contraposición a otros perfiles de entrenadores, muy diferentes del guineano y poco o nada de su agrado. "Al final este juego está rodeado de la mentira. Hay muchos que en este terreno se mueven de narices. Los experimentos no se hacen con cava del bueno, sino con vino peleón. Luego vendrán los teóricos, los listos, los que saben... Los que han ido a tiro fijo se salvan", manifestó el entrenador andaluz, ejemplificando con la reacción que ha tenido el Sevilla desde la llegada de Mendilibar.

También tuvo buenas palabras para los futbolistas del Real Oviedo que estuvieron a sus órdenes durante su etapa de azul. Son los casos de los hermanos Mier, Borja Sánchez, Viti, Jimmy o Lucas Ahijado, algunos de ellos todavía en el Vetusta. "Tenía un filial que era una maravilla". Sobre Borja Sánchez, en concreto, Anquela explicó las razones por las que no tenía protagonismo, una decisión que siempre se le cuestionó mucho. "Yo lo veía en el mismo sitio que Saúl (Berjón), que era lo que era y no hay más. Saúl, que estaba lesionado, me dijo que quería jugar el derbi y nos ganó el partido él. Luego se lesionó tres meses". Varios años después, Anquela ya ve con otros ojos al '10'. "Ahora Borja es un futbolista diferente y se construye un equipo alrededor de él", asumió.

Preguntado por el proyecto de la nueva ciudad deportiva, Anquela reconoció que "el Real Oviedo se merece estar en primera línea en cuanto a instalaciones", pero no escatima en elogios hacia El Requexón. "Aunque en la vida hay que mejorar, para mí El Requexón era el lujo más grande que he tenido en mi vida", simplificó.