Campuzano, ¡qué falta hacía!

El delantero catalán asumió los riesgos para reaparecer, ayudar y terminar siendo determinante para la victoria más importante hasta la fecha

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Campuzano
Campuzano, ante el Eibar en El Molinón.
Lun, 27/05/2024 - 16:51

Llevaba 16 jornadas sin jugar por dos lesiones que revivieron sus peores momentos en el Sporting de Gijón. Precisamente, cuando por fin parecía que las había dejado atrás. Físicamente aún no está recuperado, lo confesó su entrenador y lo confirmó el mismo minutos después, pero pese a todo su regreso se tradujo en el gol clave que alimenta la esperanza. Curiosamente el Eibar es el único equipo junto al Huesca al que ha podido enfrentarse en la primera y segunda vuelta. Otra curiosidad, al equipo armero le había hecho su último gol esta campaña. De eso hacía ya más de cinco meses. La campaña de Víctor Campuzano es una montaña rusa, de subidas por los goles y bajones por su físico. 

Lo que este curso no es casualidad es su facilidad goleadora. Lleva seis tantos en 18 partidos jugados, solo 11 de ellos como titular, para un total de poco más de 860 minutos. Su promedio goleador es ahora de 144 minutos. Ese es el tiempo que necesita para marcar un gol. No hay jugador rojiblanco que se le acerque, todos superan los 200 minutos. De los delanteros más goleadores de Segunda división solo el pichichi Braithwaite se aproxima a su promedio. 

Al margen de su mayor virtud este año, Campuzano no solo ha tenido que soportar su ausencia en el terreno de juego. A la frustración que cualquier futbolista siente por las lesiones se han sumado algunas críticas externas que, de algún modo, le han llegado. En ningún de los casos ha habido falta de profesionalidad. Todo lo contrario. El jugador catalán ha tratado dentro y fuera del club de buscar una solución al calvario que le ha impedido tener continuidad con el Sporting. 

Lo que Campuzano sí ha tenido es la confianza y apoyo del vestuario y cuerpo técnico. A primeros de abril, cuando se recuperaba de una lesión y encadenó otra diferente, sus compañeros sufrieron casi tanto como él. Primero, por el golpe moral que suponía y, segundo, por la menor competitividad que lastraba al equipo sin el sobre el césped. 

Ahora, y aunque no está del todo recuperado, el Sporting tiene un argumento más alimentar su esperanza. Para empezar, tendrá que ganar al Eldense en Elda y esperar algún tropiezo de sus rivales. Después, llegado el caso del play off y con la benevolencia de las lesiones, podrá ir contando con un Campuzano cada vez con más ritmo y minutos para ayudar a su equipo. Para eso decidió forzar su regreso, asumiendo los riesgos de una recaída.