De carambolas sabe algo el Sporting

El equipo gijonés tuvo la fortuna de su lado cuando la necesitó al final de las temporadas 2007-08 y 2014-15, las dos últimas que terminaron con ascenso

Imagen
Sporting
La plantilla del Sporting celebra el ascenso en el Benito Villamarín
Jue, 30/05/2024 - 21:25

No depende de sí mismo como en 2015. También necesita un golpe de buena suerte como la tuvo en la penúltima jornada de 2008 en Castalia. Incluso lo ajeno le benefició no hace mucho cuando en la 20-21 no fue capaz de aprovecharlo. Ahora, este domingo, el Sporting de Gijón vuelve a mirar hacia otros campos para cumplir su aspiración. 

Lo de Castellón y Vitoria ya fue increíble, pero lo de Sevilla y Girona aún más. Por orden, el equipo de Preciado viajó a Castellón con la ilusión de ascender a Primera una jornada antes del final de Liga. Necesitaba ganar y un pinchazo de la Real Sociedad en Vitoria. Atenazados saltaron los rojiblancos, incapaces de generar ocasiones de gol, mientras que su rival se había puesto por delante en los primeros minutos con un tanto de Díaz de Cerio. 

Peor le fueron las cosas tras el descanso, encajando el 1-0 y sin capacidad de reacción. En Vitoria ya había empatado el Alavés, pero al tanto del Castellón se sumó en un suspiro el 1-2, obra de Delibasic. Con estos resultados se ponía por delante la Real Sociedad, los de Preciado dejaban de depender de sí mismos, cuando precisamente el exrojiblanco Jairo hizo el 2-2.

Un alivio que se convirtió en celebración con el 3-2 de Toni Del Moral en el añadido. En ese instante ya había acabado el encuentro de Castalia, por lo que los futbolistas del Sporting saltaron de alegría en el terreno de juego. Lo que pasó una semana después contra el Eibar en El Molinón forma ya parte de la historia de la entidad. 

Y para alta tensión lo de Sevilla. El Sporting necesitaba ganar al Betis, lo hizo sin demasiados problemas, y que el Girona no ganase al Lugo, que no se jugaba nada, en Montilivi. Se dio el milagro. Sandaza adelantó a los catalanes, pero Caballero hizo el tanto del empate en el 89. Ya había terminado el encuentro en el Villamarín, los de Abelardo seguían lo que pasaba cómo podían, cuando llegó el gol de Lejeune. "Anulado", dijeron en la radio segundos después. Explosión de alegría rojiblanca. 

Si ya estaba siendo difícil de creer, aún hubo más. El colegiado decretó el final del partido antes de tiempo. Todo el mundo creía que ya había finalizado, pero un rato después comunicó que los segundos que restaban debían jugarse. No llegaba al minuto. La plantilla sportinguista ya estaba en el vestuario, incrédulos ante lo que estaba pasando, atemorizados por ese instante final que se jugó sin consecuencias. El ascenso, ahora sí, era una realidad.