De los pitos del Carlos Tartiere a una de sus mejores experiencias

Fue solo una temporada, pero a Rubén Miño su etapa en el Real Oviedo le ha dejado huella, especialmente a nivel personal. El guardameta catalán llegó al Carlos Tartiere en el verano de 2015, justo después del ascenso de los carbayones al fútbol profesional. El arquero aterrizaba con 26 años, después de tres campañas en el Mallorca entre Primera y Segunda.

Aunque Rubén Miño llegaba con buen cartel, el de Cornellá tenía que ganarse el puesto ante un veterano Esteban, uno de los héroes de Cádiz. No fue fácil. "Aquel año jugué poco, ya que estaba Esteban y fue duro. Era imposible que jugase, pasara lo que pasara", se refirió entre risas en una entrevista concedida al podcast La Sotana.

Sin embargo, la oportunidad le llegó. Fue en la jornada 29, en un Real Oviedo - Real Valladolid. Esteban se retiró lesionado al comienzo de la segunda parte y Rubén Miño entró para jugar cerca de 40 minutos. Los azules cayeron en aquel partido 2-4 frente al conjunto pucelano.

Con el paso de las jornadas, Miño conservó el puesto, incluso con Esteban ya recuperado. Sin embargo, el Carlos Tartiere no entendió aquella decisión de David Generelo, el técnico que tomó el relevo del banquillo azul tras la renuncia al cargo de Sergio Egea. "El primer partido que jugué sin estar Esteban lesionado, la gente me pitó porque lo preferían a él. No fue una situación fácil para nadie. Sin embargo, acabé jugando bien y callé a los que me pitaban", manifestó.

Salvo en la última jornada liguera ante Osasuna, Rubén Miño fue titular desde que asumió el puesto en aquel partido frente al Real Valladolid. En total disputó 15 encuentros, recibió 17 goles y mantuvo la imbatibilidad en cuatro encuentros. "Después del Barça, ha sido en el equipo en el que más he disfrutado", reveló Rubén Miño, que todavía goza del fútbol en Segunda RFEF, en las filas del Cornellá.