Djuka, la gota ante una sequía de 688 minutos en el derbi asturiano

Pólvora mojada que necesita un secado intenso. El Sporting de Gijón busca certificar la permanencia y, de paso, dar una alegría a sus aficionados en el derbi asturiano ante el Real Oviedo. Un partido especial para la masa social rojiblanca en el que el equipo de Miguel Ángel Ramírez pretende volver a brindar a sus aficionados una victoria que se resiste desde 2019. Para ganar, hay que marcar. Una relación que, a excepción de Djuka, al Sporting le está costando disgustos regionales. 

Desde aquel 24 de marzo de 2019, el Sporting no consigue un triunfo en el derbi. El gol en propia puerta de Christian Fernández regaló la última gran alegría a la afición rojiblanca ante el Real Oviedo. Pero desde ese tanto en el minuto 32, la pólvora se secó. Djuka ha sido el único capaz de ver portería desde entonces. Su tanto en el Carlos Tartiere de la temporada pasada es el único que ha conseguido el cuadro rojiblanco tras la última victoria. Una sequía de 688 minutos que solo el '23' ha sido capaz de humedecer. 

No se ha caracterizado el derbi asturiano por ser un encuentro de muchos goles. Ni mucho menos. En los últimos ocho encuentros entre Sporting y Oviedo ha habido ocho goles. Una media de un gol por encuentro que ha favorecido al conjunto carbayón en las últimas entregas. El bando rojiblanco ha adolecido la falta de pegada en los duelos regionales y por ahí pasa el camino de Miguel Ángel Ramírez para estrenarse en un derbi con buen pie. 

El técnico canario busca cerrar la temporada con un buen sabor de boca. Reforzado por David Guerra en el día de ayer, el entrenador del Sporting sabe de la importancia de este partido. Y, obviamente, de la importancia de los goles. Esos que no están llegando desde la línea ofensiva. Djuka es el único delantero que ha visto puerta en 2023. El resto, desde noviembre (Cristo y Campuzano) o no se han estrenado en liga (Milo y Jeraldino). Además, el '23' fue el último autor de un gol rojiblanco en un derbi. Fue, además, en otro gesto de sportinguismo. Renunció al pacto con Montenegro, jugó más minutos de los previstos y marcó en el Carlos Tartiere para sellar el empate. 

Enfrente, un rival complicado para salir de esta dinámica. El cuadro de Álvaro Cervera ha cimentado gran parte de su éxito en los resultados cortos. Esos que llevan marcando los últimos derbis (1-0 o 0-1). Hasta hace tres semanas, el Oviedo no sabía lo que era marcar más de un gol por partido. Una dinámica que quebró en Ibiza y que ha seguido teniendo continuidad en las últimas citas. Un rival peligroso para aquellos que no atinan con la portería rival. El Sporting busca romper inercias. La de vencer en los derbis, la principal. Para ello son necesarias las alegrías de los goles.