El gol que lo pudo cambiar todo

Con 1-0 en el marcador y con el Carlos Tartiere en estado de ebullición, el Real Oviedo no dudó en ir a por el segundo. Enfrente un Espanyol contra las cuerdas que trataba de llegar vivo al partido de vuelta en Cornellá. Fruto de aquel vendaval azul, se produjo un cabezazo de Masca delante de Joan García que terminó en gol. Sin embargo, el VAR lo anuló, para incredulidad de muchos seis meses después.

Lo que pasó en Barcelona ya todos lo sabemos. Pero, lo que hubiera pasado si aquel gol de Masca hubiera subido al marcador, no. Es algo que solo Cristopher Nolan podría escenificar en alguna de sus películas. O todo lo que queramos imaginar cada uno de nosotros en nuestras cabezas. Algo alejado de la realidad y de lo que los jóvenes conocen como 'factous'.

Digerida la butifarra que nos merendamos aquel 23 de junio, había que ilusionarse con la temporada siguiente. Y eso es lo que hizo el oviedismo. Iniciado el nuevo curso, ya con los ánimos renovados para un nuevo intento, Javi Calleja, con sus virtudes y defectos, no ha confiado en el olfato de Masca, ese del que algunas veces el Oviedo se aprovechó para desatascar partidos. Hasta el comienzo de la 2024/2025, el lisboeta había marcado ocho goles en 49 partidos, una cuenta goleadora que se secó de golpe. Alemão, Paraschiv y, recientemente, Fede Viñas fueron los que atrajeron los focos.

No así un Masca del que quedará un buen recuerdo y un gol que levantó en falso al Carlos Tartiere. Los hay que sueñan con él, pero como un día escribió Calderón de la Barca, "los sueños, sueños son". Del lisboeta quedará también su oportunismo y su forma de enseñarnos como el fútbol es muy caprichoso y todo puede cambiar en cuestión de segundos. Ahora que los caminos del Real Oviedo y el suyo parecen distanciarse, todos recuerdan aquel gol que lo pudo cambiar todo. O no.