El Sporting sufre un temporal
Este martes ha sido un día de mucha tensión en las oficinas de Mareo, adonde han llegado cientos de críticas por la actualidad más reciente
Primero fueron los suplementos para el derbi asturiano y después las dificultades para cerrar el fichaje de Álvaro González. Todo ello se ha sumado a un contexto previo de relativa decepción por la moderación del Sporting de Gijón en el mercado.
La determinación del Grupo Orlegi de incrementar el precio de los suplementos, para la mayor parte de los abonados, ha motivado una oleada de críticas. Y es cierto que David Guerra había advertido que esta temporada habría días de pago extra. También es verdad que el presidente ejecutivo ha sido muy ambicioso a la hora de expresar el comportamiento del club en el mercado. Palabras que de momento no se están traduciendo en hechos. Aún hay tres días por delante.
En esa línea, puede ser necesario recordar que todas estas determinaciones vienen marcadas por el Grupo Orlegi. Para su llegada, la empresa mexicana realizó una importantísima inversión en la adquisición del paquete mayoritario de acciones. Y por si fuera poco, apenas uno meses después, impulsó una ampliación de capital de algo más de 7 millones de euros. Una inyección económica de la prácticamente se hizo cargo en su totalidad. En ese primer año, para la confección de la plantilla se emplearon todos los recursos posibles.
Sin embargo, desde entonces la dinámica ha sido la inversa. El gasto en jugadores lleva una línea descendiente. Algo que contrasta con la notable gestión que está haciendo para incrementar la recaudación de sus modelos de negocio. Además, en los últimos años se han multiplicado los ingresos que obtiene de sus aficionados. Pese a ello, nada de esto ha evitado el traspaso de jugadores.
Así, tras el anuncio de los suplementos, este martes ha sido generalizada la sensación de hartazgo entre una parte de su entorno social. La subida de los precios del derbi para los abonados, y eso que no es elevada, ha multiplicado el malestar.
Tampoco los fichajes frenan el enfado. Todo lo contrario. La gestión para el de Álvaro González, con quien el sábado se alcanzó un principio de acuerdo, es como mínimo extraña. Y ya es el segundo episodio poco habitual del verano tras el de Sergio Bermejo. Un trámite burocrático, o más bien una cuestión fiscal del jugador, ha frenado en seco su incorporación. El entorno del central cántabro es pesimista. Por su parte, el club afirma no tirar la toalla. Y mientras tanto, Rubén Albés sigue con solo dos centrales disponibles y un tercero, Róber Pier, que esta semana está completando sus primeros entrenamientos del verano.
Por delante quedan tres días para calmar los ánimos. La recta final del mercado. La necesidad de fichar a un central, un lateral derecho y, si se puede y Orlegi da el visto bueno, el deseo de Rubén Albés por contar con un nuevo extremo. El técnico vigués sí mantiene la calma. Solo él, los suyos y el Sporting conocen si las intenciones expresadas en Washington se están cumpliendo.