El sportinguismo se lo cree en Burgos: Del pingüino al 'mini Molinón'

Cerca de 2.000 espectadores rojiblancos se dieron cita en El Plantío para vivir la segunda victoria de la temporada lejos de El Molinón

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Sporting
La plantilla del Sporting ante su afición en El Plantío
Dom, 10/11/2024 - 21:36

Una tarde pasada por agua y por felicidad. La afición del Sporting de Gijón volvió a disfrutar de un partido lejos de El Molinón de la mano de los suyos. El equipo de Rubén Albés despachó otra grande tarde como visitante, ya lo había hecho en Eibar, para sumar la segunda victoria como visitante. Era el debe de un Sporting que se encarama con este triunfo en la parte alta de la clasificación. A expensas de que el Levante recupere sus partidos, el cuadro gijonés es segundo. Puesto de ascenso directo tras una tarde de las de guardar en la retina. 

Desde la jornada del sábado, Burgos se teñía de color rojiblanco. A cuentagotas, la afición del Sporting se iba dejando caer por la capital burgalesa para ir afilando cuchillos. Ya en el domingo, las calles más céntricas de la ciudad se convertían en el reducto más rojiblanco. Todo de cara a un partido en el que, como un hincha más, irrumpía Miguel Ángel Ramírez. El entrenador canario acudió a ver el partido del que era su equipo hace cinco meses. Seguro que, como un aficionado más del Sporting, se alegró por el triunfo. 

No fue el único. Los cerca de 2.000 aficionados del Sporting presentes en El Plantío disfrutaron de lo lindo de la cita. Pasada por agua desde el primer minuto de partido, la Mareona se hizo notar. El himno del Sporting atronó en el estadio del Burgos, al igual que la celebración de los goles rojiblancos. El de Otero pilló en la otra portería. La euforia se guardaba para el segundo. 

Jonathan Dubasin sigue empeñado en ganarse el amor incondicional de su nueva afición. Con uno de los mejores goles de la jornada, el 'pingüino' se plantó ante la afición del Sporting antes de ser engullido por sus compañeros. Tras los abrazos correspondientes, quedaba algo más. Desde la grada apareció un peluche que Jonathan sentó en el césped junto a él. Ante el 'mini pingüino', el pingüino auténtico se marcó sus pasos habituales de celebración. Un gesto que enloqueció más si cabe a la afición rojiblanca. 

Era el segundo gol que daba paso a la locura visitante. La zona teñida de rojiblanco empezó a saltar y a celebrar tres puntos que saben realmente bien. El Sporting vuelve a encadenar dos triunfos y lo hace sin encajar goles por primera vez de la temporada lejos de casa. Una fiabilidad sustentada por las grandes paradas de Rubén Yáñez. El meta catalán fue clave, como reconoció Albés, para mantener a su equipo en el partido. Lo remató el 'mini Molinón' que se formó en Burgos. Más gasolina para una afición a la que le hacen falta pocos motivos para creer en que todo es posible.