La autoexigencia como primer mandamiento
El discurso inconformista del vestuario azul impulsa el ánimo de la afición del Real Oviedo, que todavía hace hueco a la esperanza
"He llegado al vestuario y el equipo estaba muy jodido". Con estas palabras se refirió Luis Carrión en sala de prensa para hacer referencia al estado de ánimo de la plantilla del Real Oviedo, tras el partido ante el Amorebieta. Quizás esta reflexión, tras una derrota abultada, tuviera más sentido. Nada más lejos de la realidad, un empate fuera de casa ya no contenta a los futbolistas azules.
Desde la llegada de Luis Carrión al banquillo del Real Oviedo, los números de los azules se han disparado: tres victorias, dos empates y una derrota. Unos registros que han servido para cambiar la perspectiva de la clasificación y, aunque sea de reojo, mirar más hacia arriba que hacia abajo, aunque los puntos se acerquen más a los puestos rojos que a los de promoción de ascenso.
Pero más allá de los números, son las sensaciones que desprende el cuadro azul sobre el verde. Y, por supuesto, lo que contagia a su afición con discursos como el de Luis Carrión el sábado en Lezama. "Que el vestuario esté jodido tiene su parte buena, porque están dolidos por no ganar", añadió el técnico del Real Oviedo públicamente.
Así todo, el entrenador catalán no quiere que su equipo caiga en la precipitación que conlleva muchas veces esa presión añadida. "Hay que tener tranquilidad. Cuando se intenta todo lo que se puede, si no estás acertado, no se puede reprochar. Todos quieren hacerlo bien. Estaban fundidos y cabreados por no ganar ante toda la gente que ha venido", subrayó tras el esfuerzo de los suyos.
Como la competición no da tregua, la autoexigencia del equipo tampoco. En la mente de la plantilla azul ya se vislumbra el próximo partido: Alcorcón. El duelo, previsto para este próximo domingo a las 18:30 horas en el Carlos Tartiere, es una nueva prueba para medir la reacción de un conjunto que no pierde desde hace un mes. En su cabeza un único objetivo contra el equipo alfarero: dejar los tres puntos en casa.