Un cierre agridulce para una noche de mucho sportinguismo
Varios 'ex' del Sporting se dejaron ver por El Molinón para animar a su equipo en el camino a Primera división, con protagonismo rival para un pitado José Gragera
El sportinguismo hizo bueno el lema de "Una ciudad entera irá contigo a la batalla". El Sporting de Gijón estuvo espoleado por los suyos en una noche con final cruel pero que no terminó de cerrar la temporada. Ni mucho menos. Al acabar el partido, la plantilla rojiblanca recibía una sonora ovación de su afición que reconocía el trabajo del equipo de Miguel Ángel Ramírez a lo largo del todo el curso. Incluso se llegó a entonar el "sí se puede". El Molinón creía y sigue creyendo después de un domingo de mucha pasión rojiblanca.
Ya desde las seis de la tarde se empezaba a notar que el ambiente era diferente. Gijón olía a play off. La afición comenzaba a agolparse en los aledaños de El Molinón para recibir al autobús rojiblanco. Y a eso de las 19:25, la tarde se convirtió en noche en color rojo y blanco. Al sentir la llegada de la plantilla, la afición encendió sus bengalas para dar paso al mayor recibimiento de la temporada. Todos se apelotonaban en los laterales del bus –los botes de humo impedían ver más allá de unos metros– para brindar apoyo al equipo. La Policía intervino con cargas desmedidas que dejaron imágenes complicadas de entender.
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— 𝗟𝘂𝗶𝘀 𝗠𝗮𝗻𝘀𝗼 (@luismanso95) June 9, 2024
Del fragor en las puertas al calor en el interior. La afición desfiló antes de lo habitual. Para las 20:40, el estadio ya tenía una gran entrada. Para entonces, el piano de Sofía Campo ya había hecho afinar las gargantas del sportinguismo. El 'Gijón del alma' terminó por rematar la fiesta antes de brindar un sentido homenaje a Gelín, el socio fallecido en El Molinón hace dos semanas. Un nombre que también estuvo presente en el Fondo Sur durante todo el partido y en uno de los minutos de silencio más solemnes que se recuerdan en el Templo.
Durante el partido, el público volvió a jugar. Una sensación de estar jugándose algo bonito se respira en El Molinón. Gritos de apoyo, broncas al rival y al árbitro y un ánimo contagioso para los suyos. Cada vez que salía el balón del terreno de juego, eran varios los jugadores que alentaban al público para que no cesara. El Molinón, obediente, cumplía con los suyos. De morros se fue la parroquia rojiblanca con José Gragera. El gijonés, silbado desde el anuncio de su nombre por la megafonía, jugó con fuego. Manolo González lo retiró del campo y, con el marcador a favor, el '15' se retiró con calma. Su compañero desde categorías inferiores Guille Rosas tuvo que acudir para prácticamente empujarle hacia la salida.
Fue uno de los protagonistas de la noche. No el único. Al acabar el partido, con todos los jugadores ya en el vestuario, Gragera seguía en el campo saludando a conocidos. Uno de ellos le esperaba junto al banquillo rojiblanco, ese que tanto tiempo compartieron. Pedro Díaz y José se fundieron en un sentido abrazo. El sierense fue uno más de la previa de la Mareona. Junto a él, otros nombres conocidos como el de Manu García, Berto González, Isma Aizpiri o Berto Cayarga.
No fueron los únicos 'ex' que se dejaron ver por El Molinón. Desde el palco, Marcelino García Toral pudo disfrutar de su estadio aunque no de una victoria. Lo mismo para exfutbolistas del Sporting como Lora, Canella, Jorge Meré o Dani Martín, que también había estado presente en el entrenamiento a puerta abierta del sábado. Junto a ellos, un Álvaro Fidalgo con su futuro en el aire tras despachar otra gran temporada en el América mexicano. Por la previa también se pudo ver a otro de los importantes. Babin no quiso perderse la cita y acudió a El Molinón con la camiseta rojiblanca y el nombre de un buen amigo a la espalda: "Djuka".