Una racha rota, visitantes ilustres y un Molinón que vuelve a sumar
22 jornadas después, el Sporting volvió a empatar un partido en el que acusó las bajas y en el que Borja Jiménez modificó el sistema inicial para frenar el empuje de Las Palmas
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La cita era de las exigentes. Por los precedentes, por las bajas que golpearon a la plantilla y por el rival. Las Palmas llegó a El Molinón para medir la capacidad de rearmarse del Sporting de Gijón ante las numerosas ausencias que tenía el equipo de Borja Jiménez. Cuatro de los titulares habituales en el conjunto gijonés se quedaban fuera de la foto inicial ante una de las plantillas con más potencial de la categoría. Ante las ausencias, la reformulación de Borja.
Sorprendió el entrenador del Sporting con seis defensas en la fotografía inicial. Cuatro conformaban la línea defensiva y dos más se ubicaban en los extremos. Guille Rosas y Pablo García adelantaban su posición, aunque hacían las veces de laterales en los momentos de trabajo de Diego Sánchez y Kevin Vázquez. El avilesino era la sombra de Manu Fuster, el gallego seguía a todas partes a Álex Gil. Era la forma de rearmarse del Sporting de Gijón ante las bajas. El transcurso del partido le dio el control a Las Palmas, generando el único tiro a puerta el Sporting en la recta final. La gestión de vestuario también dejó lecturas. Solo empleó dos cambios Borja Jiménez y uno fue forzado por la lesión de Kevin Vázquez.
Al final, el Sporting de Gijón sumó un empate que puede darse por bueno. Se trata de la primera igualada en 23 jornadas para el equipo gijonés. Desde que el equipo de Rubén Albés sumara un empate en Córdoba el curso pasado, solo había tenido victorias y derrotas el conjunto gijonés. Una racha que se cierra con el empate cosechado ante Las Palmas. El punto conseguido ante el equipo canario saca a los rojiblancos de la zona de promoción, aunque se quedan igualados a puntos con el sexto puesto. Ahora, propiedad –precisamente– del Córdoba de Iván Ania.
La cita en El Molinón volvió a reflejar el gran ambiente que vive el sportinguismo. El estadio rojiblanco volvió a jugar a favor de los suyos, gestionando las emociones y apretando a Las Palmas durante los momentos de más agobio. También hubo detalles significativos. Las grandes ovaciones de la tarde se las llevaron el debutante Manu Rodríguez y Kirian Rodríguez. El capitán de Las Palmas, que regresó hace unas semanas tras dejar atrás un cáncer, se llevó el aplauso de El Molinón cuando entró al campo. En el otro lado, los pitos recibidos por Caicedo al ingresar al partido contrastan con la ovación recibida por Amadou al ser sustituido.
El Molinón volvió a responder. 23.302 aficionados se dieron cita en las gradas rojiblancas para vibrar con los suyos. Antes del partido, se puso en pie el estadio para recibir a Carlos García Cuervo. Un gesto que el protagonista reconocía y devolvía visiblemente emocionado. También se llevó su parte de cariño José Antonio Suárez. El campeón de España de Rallyes fue homenajeado antes de comenzar el partido y recibió una camiseta conmemorativa de manos de Joaquín Alonso. A su salida del campo, el praviano levantó al público.
Dentro de los espectadores de El Molinón, uno especial. Miguel Ángel Ramírez disfrutó del partido desde las gradas rojiblancas. Al término del choque apareció por la zona de prensa para saludar a viejos amigos. El entrenador canario, seguidor reconocido de Las Palmas y encandilado del Sporting desde su paso por Gijón, regresó a El Molinón para comprobar la pasión que se sigue respirando en las gradas.