La Crónica: El Sporting baja un triste telón entre protestas

Perdió el Sporting y lo celebró El Molinón. Un final de temporada que refleja el sinsentido de temporada rojiblanca. El estadio rojiblanco fue un 'mini Gran Canaria' que vibró con el gol de Jonathan Viera. También se festejaron los goles que le iban cayendo al Oviedo. Pero nada propio que celebrar. La tarde no estaba para fiestas y el sportinguismo adoleció la falta de tensión del partido. Un partido sin intensidad en el Sporting cerró la peor clasificación de su historia. El bochorno hecho tarde de fútbol. 

Con las gradas semivacías y novedades en el once titular, se dispuso el Sporting a cerrar la temporada. La esquina amarilla compuesta por seguidores de Las Palmas se hizo escuchar en El Molinón, huérfano del calor de su afición. La temperatura se encontraba a las puertas del estadio, donde la afición rojiblanca se congregó en masa para alzar el grito contra la directiva rojiblanca. 

Pese a no tener nada en juego, la primera fue para el Sporting. Empezó moviendo bien el balón el Sporting, encontrando la movilidad de Gaspar. El '27' sirvió un buen balón para Pablo Pérez. El delantero, hoy recambio de Djuka, la mandó cerca del primer palo ante los pitos de su estadio. No le gustó a El Molinón que el Sporting atacara. Ver para creer. Le gustó más a su estadio que atacara y que estuviera cerca de marcar Las Palmas. Desde la frontal, disparó fuerte el equipo canario. Despejó Mariño a los pies de Rafa Mujica. El ex del Oviedo, con todo a favor, la mandó fuera. 

El Sporting se metía atrás y Las Palmas se hizo con la manija del juego. El control amarillo, las mínimas ocasiones rojiblancas. Puma Rodríguez, el rojiblanco más enchufado en la primera parte, empezó una carrera para plantarse delante de Vallés. El panameño le pegó duro al primer palo, donde se encontró con el portero amarillo. No encontró oposición Rafa Mujica para hacerse con un balón en el interior del área. Se apoyó en la mano, el VAR le delató. Anuló la realización televisiva el gol canario. Un gol que llegaría minutos más tarde tras un inocente penalti de Pablo García sobre Rober. Jonathan Viera, sin piedad sobre Mariño, alegró a las gradas de El Molinón que comenzaba a llenarse.  

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Sin más en la primera parte, la segunda comenzó con una subida en el aforo. La afición que había protagonizado la protesta a las puertas se adentró en el campo con la intención de continuar con las protestas. Más callados de lo habitual, se animaron con el gol del Ibiza. Justo a la vez, Las Palmas marca el segundo, por medio de Mujica pero el linier volvió a ser su pesadilla. La celebración fue más por el gol que recibía el Oviedo en el Carlos Tartiere que por la acción anulada a Las Palmas. Esa se protestó. 

El partido dejó muy poco en lo deportivo. Abelardo le dio la alternativa a Javi Mecerreyes y a Diego Sánchez, jugadores del filial, que se suman a la lista de los debutantes puntuales en esta temporada. También saltó Gragera para suplir a un ovacionado y esforzado Jordi Pola. Buena carta de presentación en un partido que no era nada sencillo. La segunda parte fue bochornosa en cuanto a ocasiones. El equipo canario controló el esférico como si fuera un partido de balonmano. De lado a lado. Sin incidir. Esperando que los minutos se consumieran. Algo que valía al Sporting y a El Molinón. El público, anestesiado, como si hubieran gastado las protestas en las afueras del estadio, lo guardó para el pitido final. 

Tuvo una buena ocasión cruzada Bogdan. Se animó bien el lateral ucraniano para recibir de Pablo Pérez. Llegando al interior del área, la cruzó en exceso. Mejoró ligeramente el Sporting en la recta final cuando Las Palmas ya estaba planeando su viaje para el playoff. El final del partido supuso varias cosas. La retirada de un querido Prieto Iglesias. El final de un año para el olvidar con un fin de 'fiesta' tan extraño como incomprensible. No hay mejor resumen de la temporada del Sporting que este partido. Adiós y nada buenas.