13 meses sin sentido y una contrarreloj

El conjunto gijonés ha renunciado al proyecto sobre el que llevaba trabajando sin avances desde finales de septiembre de 2022

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Ayuntamiento Gijón
Reunión de la alcaldesa de Gijón, los concejales y David Guerra con Alejandro Irarragorri
Mar, 31/10/2023 - 08:58

Por fin algo de cordura y un horizonte a la vista en el que se aprecia un pasillo que se puede cruzar. La reunión que el Sporting de Gijón y el Ayuntamiento mantuvieron ayer ha sido la primera de muchas en la que se ha producido un avance. El Grupo Orlegi ha dado un paso atrás para, de una vez por todas, intentar avanzar. 

Hasta entonces ha pasado un largo tiempo de grandes palabras y cero hechos. Un proceso estéril de encuentros, desayunos, comidas degustación y fotos para enmarcar. Ese ha sido el camino sin rumbo que Gijón había tomado hacia el Mundial 2030. Hasta ayer. O eso quiero creer. Hace ya 13 meses que el Sporting presentó su imposible proyecto en la Federación Española de Fútbol. 

Para rectificar nunca es tarde se suele decir. Lo que no sabemos es si el dicho no es más que un frase hecha si se aplica a la actual situación. En cambio, lo que sí es una certeza es el boceto que está encima de la mesa de la Federación. Gijón no cuenta. Y es normal. La Federación no tiene nada a lo que agarrarse, no tiene nada que valorar. Es la consecuencia a la cabezonería del Grupo Orlegi y la pasividad del gobierno municipal saliente. A la empresa mexicana es de justicia reconocer su iniciativa. Sin su voluntad no se hubiese llegado a plantear la posibilidad. Otra cosa es la confusión con la que ha desarrollado su propuesta durante todo este tiempo. 

No menos cierto es que apenas ha tenido ayuda. Asumida su salida del Ayuntamiento, la colaboración de la exalcaldesa Ana González ha sido nula. Un alma libre que, por jerarquía, neutralizaba al equipo de trabajo que le rodeaba. En este aspecto, daba la impresión que estaba más dispuesta al posado que al trabajo. Del anterior gobierno municipal nadie se plantó para imponer un mínimo de sentido común. Los políticos expresaban públicamente sus dudas acerca de la financiación, pero al día siguiente volvían a la videoconferencia con México para dar vueltas sobre un proyecto que, desde el primer día, se sabía que era irrealizable. Todos menos Orlegi. 

También es responsable el actual gobierno. En menor medida, eso sí. Tomado el poder, su gestión está siendo opuesta a la anterior. Quizá esté dejando a un lado la transparencia. Puede ser. No hay comisiones de trabajo o seguimiento con los grupos municipales para hablar del clima y pensar lo bonito que podría llegar a ser. Llegados a este momento, las reuniones son solo con miembros del gobierno, pero al menos sí ha llegado el cambio de rumbo que pedía la lógica. "Hasta aquí", han dicho.

Prueba de ello es el nuevo rumbo que David Guerra anunció ayer. Un proyecto que reduce la inversión a la mitad, que pasa por una reforma integral de El Molinón y que, a pesar se su lucha contra el crono, no es tan utopía. El giro desvelado va en la línea de la propuesta que el concejal Jesús Martínez Salvador venía pronunciando semanas atrás. Un primer paso para intentar avanzar. 

Una tarea que no es sencilla. En contra corre el tiempo. El "protocolo" que tanto pronunció David Guerra ayer y que sólo él y quienes le rodean conocen. Todavía en estas fechas hay palabras que no tienen significado. Más que expresiones, lo que se necesitan son hechos. Un proyecto que todo el mundo pueda ver y al que todas las partes se puedan sumar.

En definitiva, la sede de El Molinón ha empezado tarde la competición, no ha tenido entrenamiento previo. La candidatura parte con una clara desventaja y, ojalá que no, quizá ya sea insalvable. Al menos, Gijón ya ha iniciado la carrera por el Mundial 2030. Ahora sí.