El perfil bajo de Orlegi en enero y excepciones pasadas para la ilusión
El mercado de invierno, tradicionalmente difícil para todos, se le resiste al equipo gijonés por falta de acierto y un gasto muy moderado
El Sporting de Gijón deberá darle la vuelta a su tendencia en el periodo de fichajes de este mes de enero. Antes y desde la llegada del Grupo Orlegi las incorporaciones en estos plazos no han sido muy productivas. Sí hay excepciones.
Dos fichajes que deberán aportar un "valor diferencial" tal y como expresó Rubén Albés tras la derrota frente al Málaga en El Molinón. Para ello, la entidad asturiana dispondrá de margen económico para firmar al extremo que demanda Rubén Albés. A su vez, para fichar a un segundo futbolista el club tiene la posibilidad de invertir el 80% del salario que le queda por percibir a Jesús Bernal este curso.
Hasta la fecha, en los dos mercados de invierno en los que ha trabajado el Grupo Orlegi, el balance es claramente insuficiente. Para empezar, la primera temporada la plantilla perdió nivel tras las ventas de Diego Mariño y, sobre todo, José Gragera. Para compensar las salidas llegaron el portero Guillermo de Amores, que finalizó prácticamente inédito, José Marsà, quien tuvo un inicio prometedor para un final decepcionante, y Jeraldino, que no ofreció buen nivel. Poco antes de sus incorporaciones había llegado Miguel Ángel Ramírez con la ilusión de remontar posiciones y terminar luchando por los seis primeros puestos. Sin embargo, tras la pérdida de competitividad, el equipo terminó luchando por esquivar el descenso.
Tampoco tuvo éxito el mercado invernal del curso pasado. A pesar del objetivo en juego, optando incluso al ascenso directo, el Grupo Orlegi tuvo de nuevo un comportamiento conservador. Mario González fue el único fichaje y no respondió a las expectativas. Dos goles y una asistencia en 20 partidos, 10 de ellos como titular.
Al margen del perfil bajo de Orlegi en enero, porque no pudo o no quiso, lo cierto es que este periodo de incorporaciones no suele tener mucho éxito. Los futbolistas llegan con poco rodaje, en situaciones de escasa confianza y rara vez acaban siendo piezas claves en los planes de los entrenadores. Eso sí, en el Sporting ha habido excepciones. Por ejemplo, el fichaje de Perovic y más aún el regreso de Lediakhov en la 98-99 espantaron la posibilidad de descenso. Un par de años más tarde el delantero Manel Martínez hizo 11 goles en 19 partidos, uno menos que Mate Bilic en el ascenso con Manolo Preciado. El del croata es probablemente el movimiento invernal más trascendental en la historia moderna del club. Además, y entre otros, Bernardo Espinosa o Mikel Vesga también fueron incorporaciones de invierno.