Historia del Sporting (I): Las primeras mujeres de El Molinón

En los inicios de su trayectoria, el Sporting fue aperturista con las mujeres. Fue el cuarto club español, primero del norte de España, en contar con socias féminas. También el tercero en tener mujeres en cargos dirigentes

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María y Pilar Morís Guisasola
María y Pilar Morís Guisasola en un partido del Sporting en El Molinón en 1928.
Mar, 22/03/2022 - 09:23

Es evidente que el Sporting de Gijón, como la totalidad de los clubes de fútbol españoles, nació desde una perspectiva únicamente masculina. Es cierto también que desde un principio las mujeres podían acceder a cualquier encuentro de fútbol, pero únicamente con invitación o pagando la correspondiente entrada. Las mujeres de El Molinón tenían vetada la calidad de socias.

El primer club en admitirlas fue el F.C. Barcelona, que abrió sus puertas a las mujeres a partir del 1 de enero del 1913. La primera socia blaugrana fue Edelmira Calvetó Alsamora. Siete años más tarde el R.C.D. Espanyol daba idéntico paso y en 1924 otros dos, el Real Madrid (haciéndose socia merengue en ese mismo año la política feminista Clara Campoamor junto a un importante número de aficionadas madrileñas), y el Sporting.

En el caso de nuestro club fue por iniciativa personal del presidente de entonces, Ismael Figaredo, si bien es cierto que contó con el apoyo público de su antecesor, Enrique Guisasola, que además en el verano de ese mismo año hizo socias a sus hijas  Leonor, María Josefa y María Paz Guisasola Pírez. Las primeras féminas en el club gijonés. El resto, el grueso del fútbol español, admitió a mujeres asociadas a sus respectivos clubes en el periodo 1926-1936, pero con algunas excepciones, claro. Las más llamativa resulta la  del Athletic Club de Bilbao que no permitió socias hasta que la Constitución Española de 1978 le obligó a ello. Fue el último club de fútbol en ser un reducto puramente masculino. ¡Nada más y nada menos que 1978!

No obstante, la presencia de la mujer aumentó notablemente con el paso de los años en la generalidad de los clubes españoles. En  lo referente al equipo gijonés, el hecho de no haber tomado parte en el campeonato de Primera División de 1928 y la profesionalización de los futbolistas, sumió al Sporting en una grave crisis económica, pero que trajo como contrapartida un importante paso adelante en el aspecto social de la entidad.

En junio de 1930, el Ateneo Obrero acoge una junta general de socios y allí, nuevamente a iniciativa de Ismael Figaredo, se aprueba la creación del Grupo Auxiliar del Sporting, el G.A.S., un grupo de veinticinco socios que se hacen cargo de la gestión del club y de buscar, paralelamente, nuevos ingresos. Al frente de este grupo rector del club se ponen Pedro Garnung Portilla, Enrique Juanes Gallego y Sergio Villaverde Lavandera. Para formar parte de él es imprescindible ser socio del club y aportar 25 pesetas. El 5 de noviembre del año 1933, se acuerda renovar y ampliar la cuota de aportación a 1.000 pesetas por cada miembro. El Sporting tiene una deuda cercana a las 200.000 pesetas y un futuro incierto. En ese año se incorporan tres mujeres al grupo de trabajo del G.A.S.: Inocencia Hulton, Herminia Rodríguez y María Elvira Sampil.

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Inocencia Hulton

 
Inocencia Hulton fue una persona extremadamente activa en la vida social gijonesa de la época. Había organizado rifas para las familias desfavorecidas de la ciudad, contando siempre con la ayuda de su tío, Federico Hulton González-Posada, que era secretario de la Junta del Puerto de Gijón. Los empleados del puerto y el abundante tránsito de personas hacían del puerto un punto de venta jugoso para los nobles intereses de Ino Hulton y los suyos. El 3 de abril de 1931, por ejemplo, había organizado, participando en la representación, la obra “El alfiler” de Pedro Muñoz Seca.

Para la representación de la obra también habían conseguido la ayuda del propietario del Teatro Dindurra, Manuel Sánchez-Dindurra (abuelo del que sería figura sportinguista, Cholo Dindurra) alquilándoles el local a un precio muy inferior al habitual. Ino Hulton, junto con su hermano Anselmo y Andrés Monreal, consiguieron recaudar para la causa benéfica 3.495,30 pesetas. La cantidad era notable para la época, especialmente si lo comparamos con lo recaudado simultáneamente para el mismo fin por el cuerpo de bomberos local, que apenas alcanzó las 300 pesetas.

Así, con las exitosas experiencias vividas en el pasado, Hulton propone, con el amparo y respaldo de sus compañeras, repetir esas actividades que le habían resultado exitosas en el pasado para conseguir un dinero que se precisaba con urgencia para abordar al menos los gastos de la  temporada. De esa forma propuso algo que, en principio, no contó con el respaldo de toda la directiva: realizar una obra de teatro protagonizada por jugadores rojiblancos. Con el apoyo expreso de Ismael Figaredo, la propuesta de Ino Hulton se llevó a cabo y con la aprobación, poco antes de fallecer, del que fuera propietario del teatro Dindurra, Manuel Sánchez-Dindurra.

La obra, “Don Juan Tenorio”, fue representada íntegramente  por gijoneses y ninguno de ellos era actor profesional. Tres de ellos eran, además, futbolistas del Sporting: Ramón Herrera, interpretó el papel de Don Juan, Félix Rotaeta hizo de Don Luis y Patricio Rubiera actuó como Ciutti. En cuanto al principal papel femenino, el de Doña Inés, lo representó la propia Ino Hulton. Además, Francisco González y Teresa Basterrechea protagonizaron los otros papeles secundarios en la representación.

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Emilio Tuya

 
La obra teatral fue un éxito absoluto y se vendieron las mil doscientas localidades disponibles  con mucha antelación, suponiendo una inyección de dinero importantísima para el club. Aunque la deuda siguió siendo muy elevada, la idea de Hulton ayudó a cubrir el presupuesto de la temporada en un Sporting acuciado de serios problemas económicos. Un día antes a la representación de la obra teatral, el 12 de julio de 1934, se celebraron elecciones en el club. Por primera vez, las socias tuvieron derecho al voto.

Las elecciones se llevaron a cabo en el domicilio de Emilio Prendes “Moyano”, entonces masajista y delegado del primer equipo rojiblanco. A su piso sito en la primera planta del número 46 de la calle Corrida -y que desde 1932 se fijado como sede oficial del club- acudían cuantos asociados querían ejercer su derecho al voto. Las elecciones son ganadas por la candidatura de Emilio Tuya quien decidió incorporar a aquellas mujeres que tanto habían aportado para la supervivencia de la entidad. Inocencia Hulton, Herminia Rodríguez y Elvira Sampil pasaron a ser vocales de su junta directiva. Como vicepresidentes fueron elegidos Alfonso Albo y Félix Guisasola. José Ramón Lueje fue escogido secretario, Emilio Suárez lo hizo como tesorero, Luis Álvarez como contador y Jesús de la Torre, Dionisio Nespral, Francisco Quirós, Ulpiano Vigil-Escalera, Benigno Morán, Fernando Villaverde, Emilio Morán y Rafael Fuente completaron la directiva en calidad de vocales.

Por primera vez unas mujeres formaban parte de la directiva del Real Sporting de Gijón, convirtiéndose, además, en uno de los tres clubes de fútbol españoles que contaban con mujeres en cargos dirigentes. En el año 1924 el Real Madrid había nombrado a Josefa Gomar Pérez Seoane como “vocal de asuntos femeninos”. Paralelamente al Sporting, en el mismo 1934, Ana María Martínez Sagi entró, igualmente, en calidad de vocal en la junta directiva del Fútbol Club Barcelona con el objeto de potenciar el deporte femenino dentro de la entidad catalana. Fueron, todas ellas, auténticas mujeres pioneras en el fútbol español.