25 de mayo: Sonrisas y lágrimas azules

Muchos aficionados del Real Oviedo recuerdan la fecha de hoy, hace ya 26 años, con nostalgia. Otros, los más jóvenes, con pesar

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Afición Oviedo
Sáb, 25/05/2024 - 10:27

Este sábado, 25 de mayo, es el Día Mundial del Fútbol. Quizás a muchos tal celebración le pase, como tantas otras fechas, totalmente desapercibida. Sin embargo, en el almanaque y la retina oviedista, tal día como el de hoy rememora dos momentos claves en la historia del Real Oviedo.

El primero de ellos, el más dulce, nos traslada a 1998 en Las Palmas de Gran Canaria, hace ya 26 años. El Real Oviedo alcanzaba en el Estadio Insular la permanencia en Primera división, después de una temporada en la que se libró por los pelos del descenso directo. Los carbayones tuvieron que fiar la salvación a un play-off que les medía al conjunto canario, tercero en Segunda y en busca del ascenso.

En el partido de ida en el Carlos Tartiere, el Real Oviedo pasó por encima de Las Palmas (3-0), que apenas pudo plantar cara. Dos goles de Iván Ania y otro de Dely Valdés parecían encarrilar una eliminatoria que aún aguardaba el partido de vuelta. En las islas, los oviedistas se adelantaron con un gol del argentino Gamboa, replicado con otro del propio Gamboa en propia puerta y dos de los canarios en la segunda parte (3-1). Afortunadamente para los azules, el marcador no se movería más y el Oviedo disfrutaría de tres temporadas más en Primera.

El 25 de mayo aún dejaría otro recuerdo para la historia azul, este muy amargo. Fue en 2008, con el Oviedo en Tercera división y tratando de volver a Segunda B a través de otro play-off. El sorteo deparó que los carbayones se jugaran el ascenso ante el Caravaca, equipo de la Región de Murcia. La eliminatoria no pudo empezar peor, tal día como hay hace 16 años: los oviedistas cayeron goleados 4-1. El gol del Oviedo fue obra de Carmona en el tramo final para maquillar un encuentro que resultó un fracaso y una desilusión.

Aquel partido significó la destitución del entrenador, Lobo Carrasco, reemplazado en el banquillo por Fermín, quien asumió las riendas del equipo en el encuentro de vuelta en el Carlos Tartiere. Los oviedistas, arropados por casi 24.000 espectadores, vencieron 4-2 con goles de Pacheta, Cervero, Curro y Lucas, insuficientes para culminar la remontada. Al año siguiente, el ascenso se consumó en Mallorca.