De la ovación a Javi Ontiveros al final de una racha

La dolorosa derrota del Sporting ante el Villarreal B llega acompañada de buenos resultados por parte de los rivales por lo que las distancias siguen siendo mínimas

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Javi Ontiveros
Javi Ontiveros disputa un balón con Roque Mesa en El Molinón
Lun, 29/04/2024 - 09:40

De la ilusión a un ambiente funerario. El Molinón no daba crédito a lo que veía. El público gijonés fue abandonando el estadio golpeado, abatido. Muchos fueron los que fueron desfilando por los vomitorios antes que acabara el partidos. Los que se quedaron abroncaron a los jugadores del Sporting de Gijón por la imagen mostrada en el césped ante el Villarreal B. Fue una dura tarde para el sportinguismo a la que se le intentaba buscar explicación. 

El filial amarillo llegaba a Gijón con la vitola de colista pero se la quitó rápido. Ataviado con jugadores feroces en el frente de ataque, el Villarreal B superó al Sporting en juego e intensidad. Todo ello de la mano de dos grandes jugadores. Álex Forés, que ya suma 16 goles este año, y Javi Ontiveros. El marbellí fue el mejor jugador sobre el césped de El Molinón. Cuando Miguel Álvarez decidió que ya había hecho suficiente, lo mandó al banquillo. Por el camino, fueron unos cuantos los espectadores de El Molinón que se levantaron para aplaudir al '10' amarillo por su partido. Ontiveros, como si jugara de local, devolvía los aplausos mientras se retiraba fuera del campo. 

Los aplausos a Javi Ontiveros generaron mucho debate a través de las redes sociales. El Molinón reconoce el buen fútbol, cierto es. Pero al aficionado le dolía que se aplaudiera a un jugador rival que le había amargado el domingo. El caso del jugador del Villarreal B no es el primero de los últimos años. De Gijón se marcharon ovacionados grandes nombres del fútbol español. Ya no tanto por sus partidos. Eran más reconocimientos a sus trayectorias. Son los casos más recientes de Juan Carlos Valerón, Andrés Iniesta o Joaquín Sánchez. 

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Palco

 
La derrota en El Molinón dejó un regusto muy amargo. Especialmente, en el palco. Por primera vez desde que se hiciera con el control accionarial del Sporting de Gijón, Alejandro Irarragorri presenciaba una derrota en el palco de El Molinón. Ya había visto a su equipo tropezar lejos de casa, en El Sardinero, en La Romareda o en el Martínez Valero. Pero nunca desde su asiento en Gijón. Acompañado de David Guerra, su hijo Aleco o Israel Villaseñor, el presidente del Grupo Orlegi observaba de cerca el enfado de la afición. También en el palco, un viejo conocido del fútbol asturiano como Héctor Font, miembro de la secretaría técnica del Villarreal. 

Se rompía ayer un talismán para El Molinón. Cada vez que Irarragorri acompañaba al equipo en casa, el Sporting no tropezaba. Ayer presenció el que posiblemente fue el peor partido de la temporada rojiblanca. Todo para empañar una semana marcada por la presentación de la reforma de la Escuela de Fútbol de Mareo. Desde el palco, Irarragorri observaba como los suyos se marchaban abroncados por el público y como Javi Ontiveros se iba entre aplausos. Ver para creer.