El oviedismo reprocha la actuación arbitral: "Vaya robo"

La afición del Real Oviedo todavía sigue dándole vueltas a las decisiones arbitrales del colegiado andaluz Luis Mario Milla Alvéndiz. Una actuación difícilmente digerible que condicionó, y de qué manera, el devenir del encuentro. Y es que, después de un partido soberbio de los azules, las explicaciones a no haber salido del Ciudad de Valencia con un botín mayor se encuentran en el silbato del réferi. Porque se puede perder como contra el Burgos y mirarse a uno mismo para encontrar las razones. Y también se puede empatar, como ayer ante el Levante, y señalar lo que ya no depende de ti para hallar el motivo.

La cruda actuación de Milla Alvéndiz ya comenzó en los primeros minutos de juego, con un doble rasero en pequeñas - o no tan pequeñas - decisiones que desesperaron a los futbolistas del Real Oviedo. Luismi recibió una más que rigurosa cartulina amarilla en una acción similar a una falta de Bouldini en la que el delantero marroquí salió impune. Incluso una dura entrada de Vezo al tobillo de Sebas Moyano que, inexplicablemente, se resolvió sin sanción para el futbolista del Levante, ante el riesgo de lesión del jugador del equipo carbayón.

En el minuto 31 llegó la primera decisión de calado de Milla Alvéndiz que condiciona el devenir del partido: la primera amarilla a Santiago Colombatto. El argentino fue amonestado por una disputa limpia con un futbolista granota, una tarjeta a la que el oviedismo aún intenta buscarle la explicación, incluso los motivos que le llevaron a pitar la falta. "Colombatto fue amonestado por realizar una zancadilla a un adversario en la disputa del balón evitando un ataque prometedor", reflejó Milla Alvéndiz en el acta arbitral, tras una acción en la que el jugador levantinista ni cae al suelo. Ver para creer.

Tras el paso por los vestuarios, Milla Alvéndiz continuó haciendo de las suyas. Apenas habían transcurrido cuatro minutos cuando de su silbato partió otra decisión arduamente explicable: la segunda amarilla a Colombatto. Una acción en la que el mediocentro tiene la pelota y, de manera involuntaria, contacta con un futbolista rival. El contacto es muy leve, pero suficiente para motivar la actuación teatral de Kochorashvili que engañó al colegiado andaluz. "Colombatto fue amonestado por golpear de forma temerario con el brazo la cara de un adversario en la disputa del balón", reza el acta. Pues vale.

La incomprensible actuación de Milla Alvéndiz no terminó ahí. En el tiempo de descuento puso la guinda al pastel. Masca, libre de marca, llegaba solo a rematar un buen balón de Bretones desde la izquierda. Solamente un contrario podía evitar que el portugués disparase a placer ese balón. Apareció Postigo que, torpemente, empujó al ariete para posteriormente arrollarlo. Lo que cualquiera hubiera interpretado como pena máxima, el referí andaluz ni se inmutó. Ni él, ni tampoco Sagués Oscoz dese la sala VAR. "Es un penalti clarísimo", comentó Masca tras el partido.

El entrenador del Real Oviedo, Álvaro Cervera, no quiso ser tan explícito en su respuesta en rueda de prensa, pero sus palabras no ofrecen lugar a la duda. Así respondió a la pregunta sobre la actuación arbitral: "¿Tú la has visto? Yo no lo puedo decir. Si yo digo lo que pienso tengo problemas. Pienso igual que tú, pero no lo voy a decir", contestó. Más explícito fue el presidente de Club León, Jesús Martínez Murguía (hijo del propietario del Real Oviedo), en redes sociales. Su reacción fue breve, pero sobradamente descriptiva: "Vaya robo". Tampoco tuvo pelos en la lengua Melendi en Instagram: "Arbitraje vergonzante", comentó el artista. 

Estos comentarios fueron masivamente reforzados por los aficionados azules, que también mostraron su indignación y enfado ante la actuación arbitral de Milla Alvéndiz que no solo condicionó el partido en Levante, también el derbi asturiano. La expulsión de Colombatto le priva, a priori, de jugar ante el Sporting de Gijón, aunque el Real Oviedo se plantea recurrir la primera amarilla que recibió el argentino.