El vestuario del Oviedo se conjura tras un debut condicionado en La Cerámica
Los protagonistas del debut azul lamentaron la roja y el penalti errado, aunque subrayaron el orgullo mostrado y la importancia de seguir creciendo
La Liga

El regreso del Real Oviedo a la élite dejó un estreno agridulce en La Cerámica. El Villarreal se llevó los tres puntos en un partido marcado por dos acciones determinantes: el penalti errado por Salomón Rondón a los catorce minutos y la expulsión de Alberto Reina en el 27’, que dejó a los azules en inferioridad durante más de una hora. Pese a todo, el vestuario oviedista se marchó con la sensación de haber competido y con la mirada puesta ya en el estreno en el Carlos Tartiere ante el Real Madrid.
El guardián de la portería, Aarón Escandell, fue uno de los más destacados en el encuentro. Sus intervenciones evitaron un marcador mayor y tras el pitido final quiso transmitir un mensaje optimista: "Once contra once hubiese sido otra película. En la segunda parte el míster nos motivó y creímos que podíamos competir pese a los dos goles de desventaja. Me voy con una valoración positiva". Tampoco se olvidó de los más de mil seguidores azules desplazados: "Han estado impresionantes como siempre. Les necesitamos el próximo domingo en casa, donde habrá que ir a morder todos juntos para sacar los tres puntos ante el Madrid".
En la misma línea se expresó Nacho Vidal, que analizó la secuencia de golpes que condicionaron el debut: el penalti, la expulsión y el primer gol del Villarreal en apenas diez minutos. "Han sido tres mazazos consecutivos que anímicamente te merman mucho", reconoció el lateral. Pese a todo, valoró la reacción en la reanudación: "En la segunda parte hemos estado mejor defensivamente. Este es el camino a seguir, la cara que hemos mostrado y a partir de ahí seguir creciendo". También tuvo palabras para la grada, consciente de la ilusión con la que la afición esperaba el regreso a Primera: "Nuestro papel pasa por darles argumentos para que sigan animando y nos empujen. Eso pasa por estar bien y competir".
Uno de los momentos más emotivos de la tarde llegó con la ovación del estadio a Santi Cazorla, que volvió a pisar el césped de Villarreal con la camiseta azul. Aunque solo disputó unos minutos, el capitán se mostró agradecido: "Ha sido muy especial, desde que llegamos solo he recibido muestras de cariño. Aunque hayan sido cinco minutos, salir ahí después de tanto tiempo ha sido muy emotivo y me considero parte de esta familia".
El asturiano, que ejerce de guía dentro y fuera del campo, también se refirió a la polémica expulsión de Reina: "Con mucha sorpresa. Alberto es un jugador que hace pocas faltas y precisamente en esas dos acciones ve dos amarillas que condicionan muchísimo al equipo". Y no dudó en lanzar un mensaje sobre la necesidad de reforzarse en el mercado: "El equipo necesita refuerzos para poder competir en esta categoría. Mientras, los que estamos tenemos que dar lo mejor de nosotros y esperar que lleguen jugadores que nos fortalezcan".
El capitán del Oviedo cerró su intervención con una mirada al futuro y a la cantera, siempre presente en su discurso: "Ha sido muy emotivo que la gente del Requexón esté con nosotros. Lo más importante de este club es la gente que viene de abajo, hay que cuidarlos, sacarles rendimiento y ayudarles en todo lo que podamos".