La cara menos reconocible del Oviedo

El Real Oviedo cayó con contundencia en el Heliodoro Rodríguez López tras un partido muy flojo y en el que se vieron desbordados en todo momento. Los azules no fueron en ningún momento el equipo al que nos tienen acostumbrados, y así lo reflejó Ziganda en la rueda de prensa posterior al choque

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Bastón
Borja Bastón intenta un remate ante la defensa del Tenerife
Sáb, 22/01/2022 - 12:52

Era una gran oportunidad para engancharse a la zona noble, pero el Oviedo desechó cualquier opción de dar un salto en términos clasificatorios desde el primer momento. Una auténtica pesadilla de noventa minutos de la que los azules no pudieron despertarse en ningún momento del encuentro. Una vez más, parece que a los carbayones les da vértigo ese salto de cara a luchar por cotas mayores. En el Heliodoro Rodríguez López, por juego, ritmo, intensidad y con una preocupante falta de contundencia, sobre todo en área propia, se presentaron los asturianos a jugar en uno de los campos más complicados de la temporada. 

En el primer minuto de juego, el Tenerife ya había rozado el gol en un centro lateral de Álex Corredera que Bermejo, solo en el interior del área, remató alto. Malos presagios de lo que estaba por venir. El Tenerife se hizo con el balón desde el primer momento, algo que ya hemos visto en muchos otros partidos de la categoría. El Oviedo deja el balón al rival, se siente cómodo, y en cuanto roba intenta hacer daño corriendo. Pero en el Heliodoro Rodríguez López fue distinto. Los asturianos llegaban tarde a la presión, ofrecían facilidades nunca vistas hasta ahora y facilitaban que un inspirado cuadro tinerfeño jugase a placer. 

Desdibujados desde los hombres más adelantados a la hora de saltar a la presión, el Real Oviedo vio como al Tenerife apenas le costaba ganar metros. Con uno o dos pases, los isleños ya se plantaban en zona de peligro desarbolando buena parte de la presión asturiana. Y a esto hay que añadir que los de Ziganda acabaron pecando de contundencia. Y en área propia. Lo que casi nunca se había visto. Dani Calvo no tuvo su día. Erró en un despeje que acabó significando el primero, y perdió la marca en el segundo tanto, el que prácticamente dejaba el partido visto para sentencia. Es decir, en la isla acabó juntándose todo. 

Con una fuerte losa en la mochila, los carbayones también pecaron de contundencia en área rival. Bastón no atinó en un mano a mano en el que la zaga local se mostró más rápida y contundente que el ariete, y Mossa tampoco acertó en la más clara para los de Ziganda. Tras el descanso, una buena acción entre Pombo y Borja Sánchez que acabó sacando Juan Soriano parecía dar alguna esperanza al Real Oviedo, pero nada más lejos de la realidad. Volvió a costar muchísimo enlazar alguna jugada con finalización, y a eso hay que sumar que un nuevo error individual costó el tercer tanto. Con todo ya dicho, la inspiración chicharrera salió a relucir en forma de golazo, para acabar ejecutando uno de esos castigos que duelen, y mucho. Correctivo que llega tras haber visto al Oviedo más irreconocible del año.