Los héroes del ascenso: El uno por uno de una plantilla para la historia

Del primero al último revulsivo, repasamos el papel de cada futbolista que hizo posible el histórico regreso del club azul a la élite del fútbol español

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La plantilla del Real Oviedo celebra el ascenso a primera división
Mar, 01/07/2025 - 09:00

Hace poco acaba de cumplirse una semana desde que el Real Oviedo es equipo de Primera División. La emoción sigue a flor de piel, pero también es momento de detenerse y reconocer a quienes lo hicieron posible. Detrás del escudo, del estadio y del sueño cumplido, hay nombres propios que pusieron su talento, esfuerzo y corazón al servicio del equipo. Desde los titulares indiscutibles hasta quienes esperaron su oportunidad, todos formaron parte de un vestuario que creyó, luchó y alcanzó el ansiado objetivo.

Con Aarón Escandell asentado como titular, el Oviedo encontró la estabilidad necesaria desde el primer día. El guardameta valenciano ofreció sobriedad, personalidad e intervenciones determinantes, especialmente en los instantes decisivos. Por su parte, Quentin Braat respondió siempre que fue exigido durante la temporada regular y mantuvo una sana competencia en la portería. Dos perfiles distintos, pero un mismo compromiso: proteger el arco azul con carácter y fiabilidad.

La zaga fue una de las grandes fortalezas del equipo. David Costas y Dani Calvo formaron una pareja de centrales fiable, sólida y con jerarquía. La irrupción de Rahim en el lateral izquierdo fue una de las revelaciones del tramo final, mientras que Nacho Vidal se consolidó como un pilar en la derecha desde su llegada en invierno. Luengo aportó polivalencia y entrega cada vez que fue requerido, mientras que Carlos Pomares y Lucas Ahijado —este último con menos minutos— sumaron desde su rol con profesionalidad y actitud ejemplar. En conjunto, el bloque defensivo respondió con nota en los momentos de máxima exigencia.

En el doble pivote, Sibo y Colombatto marcaron el pulso del equipo con una mezcla de fuerza, recorrido y criterio. El ghanés fue una roca en la recuperación, y el argentino, el termómetro azul, siempre bien ubicado y con capacidad para iniciar el juego con claridad. Cesar de la Hoz, llegado también en el mercado de invierno, aportó experiencia, templanza y orden cuando fue necesario, reforzando el equilibrio del centro del campo. Más arriba, el capitán Santi Cazorla aportó pausa, calidad y liderazgo. Su influencia fue más allá del campo: supo conectar al vestuario con la historia y con la grada.

En los costados, Haissem Hassan brilló con luz propia: desequilibrante, valiente y resolutivo. Por la izquierda, Ilyas Chaira completó un gran curso, condicionado eso sí por molestias físicas en el tramo final, pero siempre generoso en el esfuerzo. También contribuyeron Portillo y Jaime Seoane, futbolistas inteligentes y con calidad, al igual que el canterano Álex Cardero, que respondió con madurez en cada aparición. Sebas Moyano y Paulino, pese a contar con menos continuidad, ofrecieron soluciones cuando el equipo las necesitó. Un grupo variado, implicado y clave para alcanzar el ascenso.

En la delantera, Alemao cerró el curso como máximo goleador del equipo pese a sus problemas de pubalgia. Fede Viñas, que tampoco lo tuvo fácil por las lesiones, fue su principal competidor: movilidad, lucha y entrega constante. Entre ambos se repartieron la responsabilidad ofensiva. Daniel Paraschiv, siempre en un segundo plan, fue un ejemplo de profesionalidad. Su papel en la eliminatoria ante el Almería fue determinante, demostrando que en este equipo todos estaban listos para dar un paso al frente cuando hiciera falta. La delantera del ascenso combinó eficacia, sacrificio y una fe inquebrantable.

Y detrás de todos ellos, la figura de Veljko Paunovic, el arquitecto del ascenso. Llegó en el momento más delicado y supo construir un equipo reconocible, competitivo y unido. Con liderazgo sereno, inteligencia táctica y una gestión humana impecable, devolvió la ilusión a un vestuario que terminó tocando el cielo. Su mano se notó en cada decisión, pero sobre todo en la convicción con la que este grupo creyó hasta el final.