Manuel Lafuente: "Lo que vivió el Real Oviedo da para una serie de Netflix"

Manuel Lafuente fue uno de los actores principales de aquel verano de 2003 en el que el Real Oviedo se jugaba su futuro. Después del descenso a Segunda División B en el campo, y el producido en los despachos a Tercera a renglón seguido, el club azul quedaba herido de muerte. Había que operar de urgencia.

Fue entonces cuando emerge la figura de Lafuente, por aquel entonces presidente azul. El exdirigente tuvo que arriesgar con el bisturí y firmar un convenio de acreedores que hipotecaría, durante los próximos veinte años, el dinero recibido por el traspaso de futbolistas. Era la única solución para que el club no desapareciera después de arrastrar una deuda de 40 millones de euros.

Fueron semanas de muchas negociaciones con muchas entidades a las que el Real Oviedo debía dinero, que finalmente fructificaron y, así, poder mantener con vida al equipo. "La suspensión de pagos fue la que habilitó frenar las demandas de los acreedores y permitir ajustar los ingresos y los gastos consecuentes. Nos permitió vivir unos años apretados, pero con relativa comodidad", recordó Manuel Lafuente en una entrevista concedida, este viernes, a Radio MARCA Asturias. Finalizado este convenio de acreedores, ahora el Real Oviedo ya podrá ingresar el 100% del dinero de los traspasos. "Hoy podemos celebrar que el Real Oviedo queda completamente liberado de sus deudas. Ahora el club ya es capaz de seguir hacia adelante sin ninguna mochila", añadió el expresidente carbayón.

Desde aquel verano del 2003, el Real Oviedo vivió muchos años de incertidumbre. Para Manuel Lafuente, que estaba en primera línea de fuego, muy difíciles. "Recuerdo tantas cosas que no podría contarlas todas. Lo que siento es el alivio que sentimos. Aquello fueron momentos muy complicados. Lo que vivió el Real Oviedo desde entonces da para una serie de Netflix", explicó.

Para el máximo responsable del club en aquella época, son dos los momentos más crudos a los que tuvo que hacer frente. "El día más duro fue cuando perdimos en casa contra el Salamanca, que certificaba el descenso a Segunda B. Y también, cuando no alcanzamos un acuerdo con los jugadores para retirar las demandas y así evitar el descenso a Tercera", relató.

No obstante, también hubo momentos dulces. "El día más feliz que recuerdo fue cuando ganamos 1-5 al Ávila en el partido de ida de la promoción de ascenso. Esa semana la vivimos de manera muy desahogada hasta el partido de vuelta. Esa eliminatoria significaba el primer paso para salir del pozo", recordó. 

Ahora, Lafuente mira al futuro con optimismo. "Estamos en el fútbol profesional, que es donde no deberíamos de haber dejado de estar nunca. Vamos a ver si somos capaces de dar el salto definitivo. Espero que a partir de la situación que se genera mañana el Oviedo pueda trabajar con desahogo y mirando hacia arriba", deseó.