Tres años de brillos y problemas: La guerra con el césped de El Molinón
El estado del verde del municipal gijonés vuelve a estar sobre la mesa tras su aspecto en los dos últimos partidos en casa, agravado por la aparición de nuevos factores externos
Luis Manso
El Molinón ha sido motivo de ejemplo para muchas cosas en los últimos años. No es una frase banal en el análisis de los rivales hablar que el estadio del Sporting de Gijón es uno de los que más respeto impone de la categoría. Por solera, antigüedad e historia no va desencaminada la cosa. Uno de los puntos que también era motivo para enorgullecerse dentro de la sociedad rojiblanca era el césped. El Molinón podía presumir de contar con uno de los mejores pastos del fútbol español. Así lo reconocían entrenadores rivales cuando hacían frente a su visita al estadio gijonés. A mediados de 2022 comenzó un problema que, años después, sigue trayendo cola.
Hace poco más de tres temporadas, El Molinón enfermó. Fue en el comienzo de la temporada 2022-2023 cuando se hizo necesario ponerse manos a la obra en el césped rojiblanco para erradicar la enfermedad. Pyricularia era el nombre del mal, un hongo poco habitual en el norte de España que atacó el césped de El Molinón en el verano de 2022 a raíz de las altas temperaturas veraniegas. De ahí, una imagen poco habitual en el césped del estadio del Sporting. Le costó al conjunto gijonés de lo lindo mejorar la imagen de un rectángulo de juego que presentó diversas tonalidades. Fruto de las acciones que se estaban realizando.
Entró en juego una figura clave. Firmó el Sporting para sus filas a una pieza importante. Eva Sánchez-Céspedes se incorporaba a Mareo a finales de 2022 procedente de la ciudad deportiva del Real Madrid. Su mano se notó desde el primer día, con una mejora significativa en el césped rojiblanco que volvía a recuperar sus mejores tonos. También mejoraron sobremanera los campos de la Escuela de Fútbol de Mareo. Fruto del trabajo de una profesional cuya labor se valora y mucho dentro del club. Comprometida con su labor, siempre se la ve buscando las soluciones posibles para corregir las deficiencias del verde. Es habitual verla en la previa de los partidos en El Molinón a pie de césped revisando el estado del campo. Incluso, en compañía de David Guerra, presidente ejecutivo del Sporting de Gijón.
Cuando parecía que los problemas eran cosa del pasado, el curso empezaba con el foco puesto en el verde de El Molinón. El primer partido de esta temporada reflejó un césped delicado ante el Levante. Los trabajos de regeneración del verano, cuando suele ser habitual todo tipo de cuidados para airear y sanear el césped, no tuvieron recompensa en las primeras jornadas. Sí que ocurrió en el derbi asturiano, donde el césped de El Molinón ya reflejó una cara mucho más saneada. Trabajo requirió.
Tras una primera vuelta de buenas sensaciones en cuanto al verde, el paso de las Navidades ha vuelto a abrir la herida. Ya pasó ante el Elche, en mayor medida ante el Burgos y sobremanera ante el Eibar. Un estadio excesivamente blando, levantándose en cada acción de juego. Algo que ralentizó el juego de ambos equipos, perjudicando al Sporting y al Eibar. Hacía énfasis en ello Rubén Albés en el post partido, sin querer excusarse en ello. Preguntado acerca de si el Sporting hubiera ganado con un césped más habitual, el entrenador gallego no quiso vaticinar. "Igual sus contras hubieran sido más rápidas", dijo.
Los trabajos en El Molinón comenzaron al término del partido de cara a recuperar la mejor imagen del césped en el próximo duelo ante el Almería. Para ello, se han enfatizado las labores con tratamientos diferentes sobre el verde. El equipo que lidera Eva Sánchez-Céspedes emplea un modelo de cuidado basado en enzimas y demás revitalizantes para nutrir desde la raíz. Además, se mantiene el uso de las lámparas más que visibles para cualquier viandante que rodeé El Molinón en cualquier noche. Todo de cara a recuperar el aspecto de uno de los verdes más reconocidos del fútbol nacional. Sus últimas visiones no corresponden a la realidad.