Si vienes a este comentario a leer una crítica al míster, puedes dejar de leer aquí.
No es fácil aguantar la presión en Gijón, ya hemos visto a muchos entrenadores aquí perder los nervios, ya sea contra periodistas (Clemente, Abelardo...), o incluso jugadores como Lillo comentar que El Molinón puede venir grande a según qué jugadores.
Por desgracia, esta exigencia sólo se suele aplicar a entrenador y jugadores (especialmente a canteranos), y no contra los que llevan 27 años convirtiendo al club en un equipo mediocre de segunda división, y que no van a soltar la propiedad del club hasta dejarlo en el fútbol no profesional o en riesgo de desaparición.
Queremos un proyecto de cantera, con jugadores de la casa como el de la Real Sociedad, y cuando falla un pase el Gragera de turno (internacional sub-21, y sportinguista de cuna), nos ponemos a pitarle. Tenemos a un entrenador que el año pasado nos tuvo 40 jornadas en playoff, haciéndonos soñar con el ascenso directo en el año más difícil de nuestras vidas, y parte de la tribunona no se limita a pedirle su dimisión, sino que se le insulta llamándole enano, hobbit y demás descalificativos. Creen que tienen delante al culpable de la ruina de nuestro Sporting, y tan sólo tienen que girarse 180º para ver dónde está el verdadero culpable. O acaso la culpa no era también en su día de Abelardo, Rubi, Nico Rodríguez, Torrecilla, Baraja, Djukic, Jose Alberto...? O acaso también es culpa de Gallego el llevar dos años sin un delantero suplente de garantías, o perder cada 8 jornadas a 5 pilares del equipo por convocatorias internacionales? Gallego tiene culpa del juego del equipo ayer y en las últimas jornadas, sí, pero también tiene culpa de tener a 3 internacionales sub-21 jugando con el equipo (hizo debutar a Guille, y dio la confianza a Gragera y a Gaspar), también tiene la culpa de competir cada partido y de que, en la dichosa temporada pandémica, nos engancháramos al televisor para ver jugar a los nuestros, y que nos dieran las mejores alegrías de ese año tan súmamente difícil.
No pido una estatua para este entrenador, ni siquiera que no se le pite. Sólo pido respeto y paciencia para un hombre que se desvive por nuestro equipo y que, al principio de esta temporada, y durante toda la anterior, nos hizo soñar con un Sporting con el que llevamos muchos años soñado, de primera y con una base de jugadores de Mareo y talento de fuera que lo dan todo por nuestro escudo. Y, esto ya, opinión personal, si todos remamos un poco, dirección deportiva, entrenador, equipo y afición (está claro que directiva no), podemos volver a verlo más pronto que tarde, quién sabe si este año.
Puxa Sporting siempre.
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