Y Pachuca fusionó la montera picona y el sombrero mexicano
El amistoso entre Tuzos y el Real Oviedo dejó varias imágenes para el recuerdo de ambos clubes, especialmente para los más de 25.000 espectadores que se dieron cita en el Estadio Miguel Hidalgo
En México había muchas ganas de este partido, y prueba de ello fue la respuesta de la afición que agotó el papel. Más de 25.000 espectadores se dieron cita en el Estadio Miguel Hidalgo ‘El Huracán’ para presenciar un encuentro entre clubes 'hermanos'. Un duelo que sirvió para homenajear a Óscar Murillo, defensa de Pachuca, que deja el club mexicano tras siete años defendiendo sus colores. El resultado del mismo, que terminó con empate (1-1), fue lo de menos.
El Grupo Pachuca, principal creador de este espectáculo en tierras mexicanas, cuidó cada detalle del partido para que los aficionados vivieran una fiesta sin precedentes. Minutos antes del comienzo, la cultura asturiana y mexicana se fusionaron sobre el césped del estadio. Por un lado, con la presencia de la banda de gaiteros del Centro Asturiano de México, y por otro, con con la aparición de un grupo de mariachis. Primero sonó el himno de Asturias, para después dar paso al tradicional 'Cielito lindo'.
Fue una unificación de culturas dibujada por Jesús Martínez, presidente del Grupo Pachuca, que evidenció gestos de emoción durante la previa del encuentro, acompañado de familiares y de Martín Peláez. Ambos disfrutaron de los instantes previos bajo una lluvia intensa que recordaba más al clima asturiano que al mexicano. Así todo, ninguno se quería perder ningún detalle de una fiesta que también será recordada como el primer partido de la historia del Real Oviedo en suelo mexicano.
También hubo un guiño a la historia de ambos clubes. En la salida de los dos equipos al terreno de juego, la grada más animada del estadio extendió un enorme tifo que sirvió como homenaje a dos emblemas: Miguel Ángel Calero e Isidro Lángara. Una bonita estampa que estuvo adornada con bengalas y fuegos artificiales en el firmamento de Pachuca, así como un pasillo de niños que aprovecharon la ocasión para saludar a sus ídolos.
Ya durante el encuentro hubo máxima deportividad entre los dos equipos. Tan solo una tarjeta amarilla, la cual vio el canterano azul Yayo. La grada local disfrutó con el golazo de Roberto de la Rosa, mientras que los 200 aficionados azules, muchos de ellos de la peña Isidro Lángara, celebraron el gol de Masca en los instantes finales del encuentro. Durante el mismo, varias 'olas' también aportaron alegría a la grada. La hermandad de Pachuca y Oviedo tuvo ayer su bautismo.