Del caos a la estabilidad: 24 años que transformaron al Real Oviedo

Pasaron los años, cambiaron los rostros, llegó el equilibrio. Y con él, la oportunidad de empezar de nuevo

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Paunovic
Dom, 13/07/2025 - 19:00

Han pasado veinticuatro años. En la temporada 2000/01, el Real Oviedo estrenaba el nuevo Carlos Tartiere, pero el contexto distaba mucho de ser ilusionante. Tras salvar al equipo el curso anterior, Luis Aragonés decidió no continuar, desencantado con la deriva institucional del club. “Jaula nueva, pájaro muerto”, llegó a decir al despedirse, en una frase que sintetizó a la perfección la sensación de incertidumbre que envolvía al oviedismo en aquel momento.

Aquel Oviedo 2000/01, dirigido durante toda la campaña por Radomir Antic, trató de mantenerse en la élite con una plantilla repleta de nombres conocidos: Esteban bajo palos, Iván Ania, Tomic, Onopko, Paunovic, Jaime y Oli, entre otros. El equipo comenzó fuerte en casa, pero su debilidad a domicilio —con solo dos victorias fuera de casa en toda la temporada— fue una losa. Cuando los resultados en el Tartiere empezaron a flaquear, la situación entró en barrena. A pesar de lograr 41 puntos y firmar triunfos sonados como el 0-1 en el Camp Nou o el 5-0 al Athletic de Bilbao, el Oviedo no logró evitar el descenso.

El descenso supuso el inicio de una de las etapas más duras en la historia del club. El Real Oviedo estuvo a punto de desaparecer y vivió una larga travesía por Segunda B y Tercera División, en condiciones muy alejadas del fútbol profesional. Con la afición como principal motor, el club resistió entre deudas, campañas de salvación y temporadas marcadas por la incertidumbre. Aquella lucha silenciosa, durante años en campos modestos, moldeó la identidad de un oviedismo que nunca dejó de creer. La llegada del Grupo Carso en la temporada 2012/13, y posteriormente la incorporación del Grupo Pachuca como propietario mayoritario, marcaron el inicio de una etapa de estabilidad institucional que acabaría devolviendo al club al lugar que merecía.

Hoy, el Real Oviedo regresa a Primera con una realidad completamente distinta. El Carlos Tartiere, lejos de aquel estadio frío y desconectado del aficionado en sus primeros años, es ahora un escenario más moderno y en sintonía con la grada, donde el oviedismo se hace sentir cada jornada. El club cuenta con un proyecto económico y deportivo estable, el respaldo de una propiedad estructurada y una dirección técnica que conoce la exigencia del fútbol de élite. Al frente del banquillo, una figura que cierra el círculo: Veljko Paunovic, aquel joven jugador del 2000/01, es hoy el entrenador del equipo. Y sobre el césped, otro símbolo del regreso: Santi Cazorla, que entonces despuntaba en la cantera azul, jugará en primera con el club de su vida.

Veinticuatro años después, el Real Oviedo regresa a la élite con los pies en el suelo y una identidad forjada en la adversidad. No es el mismo club, ni la misma categoría, ni el mismo contexto. Pero el sentimiento sigue intacto. Esta vez, el objetivo no es solo volver, sino quedarse.