El primer deseo y la primera obligación del año para el Sporting

La afición pide fichajes al conjunto gijonés y duda de la capacidad o voluntad de Orlegi en reforzar la plantilla

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Mié, 01/01/2025 - 11:17

Orlegi Sports tiene varias asignaturas pendientes y una de ellas puede corregirla de inmediato. Su gestión, apuesta y éxito en el mercado de invierno ha sido poco menos que un desastre. El Sporting de Gijón lo ha sufrido en las dos últimas temporadas. 

Para empezar, el periodo de refuerzos de la temporada 2022-23 fue una temeridad. El traspaso de José Gragera supuso una pérdida que el club no compensó. Probablemente la venta era inevitable, él quiso salir, pero desde luego sí que era mejorable la capacidad de los fichajes. Marsà, De Amores y Jeraldino no sirvieron para mantener el nivel de una plantilla que terminó luchando por evitar el descenso. A Ramírez le presentaron con el ánimo de reducir la desventaja con el sexto clasificado, que estaba a ocho puntos, y terminó celebrando la permanencia. Se quedó a 17 puntos de la promoción por el ascenso.

Fue tan nefasto el primer mercado invernal como decepcionante el segundo. Mario González no funcionó. El club se lo jugó todo a una carta, cuando necesitaba algo más, y no le salió bien. El ‘pistolero’ llegó sin balas y acabó en el banquillo. El Sporting llegó justo al play off, con menos fondo de armario que nadie y tampoco pudo dar continuidad a un entrenador que formaba y estaba obteniendo resultados. Rubén Albés es otro perfil. Pero ese ya es otro tema.

De vuelta al mercado, ahora ya no puede haber excusas. Al Sporting se le puede exigir, y no lo puede negar, porque tiene más posibilidades que la inmensa mayoría de clubes de Segunda división. Ya disponía de algo de margen para fichar al extremo que quería Rubén Albés y a eso ha sumado el 80% del salario que a Jesús Bernal le queda por percibir. Tiene dos opciones el Sporting. Amortizar todos sus recursos en tratar de elevar el nivel o volver a firmar otro mercado invernal como los dos anteriores.

También quería el entrenador refuerzos tempranos. “No estamos para dejar pasar todo enero”, vino a decir tras el último partido. Plazos aparte, lo que requiere la situación es predicar con el ejemplo y, sobre todo, acertar. A David Guerra, por muy virtuoso que sea, se le está agotando el discurso.