La resiliencia de la plantilla del Sporting de Gijón sale a flote

A pesar de atravesar una temporada complicada en el plano individual, varios jugadores exhibieron una gran versión ante las necesidades del equipo

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Jeraldino
Jeraldino persigue un balón en el partido ante el Granada
Mar, 04/04/2023 - 14:45

La mala temporada colectiva estaba dejando daños individuales por el camino. Jugadores sin ritmo, sin participación y que se veían fuera de los planes de los entrenadores del Sporting de Gijón. En el cómputo de minutos estaban siendo los más perjudicados, algo que no se demostró en el último partido. Bruno González, Jordi Pola o Jeraldino exhibieron resilienciacapacidad para adaptarse a las situaciones adversas con resultados positivos– cuando Miguel Ángel Ramírez les reclutó. 

Las bajas les situaron en la foto inicial. Tres de los futbolistas con menos participación en esta temporada fueron una parte esencial en el triunfo ante el segundo clasificado. En el apartado defensivo, Bruno González y Jordi Pola fueron los encargados de secar a uno de los ataques más temidos de la categoría. Durante una segunda parte de mucho agobio, canario y catalán formaron una pareja firme que despachó una gran tarde. Algo que habla francamente bien de ellos. 

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Bruno

 
A pesar de no contar con las participaciones deseadas, el trabajo no se detenía en Mareo. En el caso de Bruno González, las lesiones y la falta de ritmo con la que llegó en invierno habían sido un lastre importante en su lucha por minutos. La estabilidad de Insua y Cali, sumada a la llegada de Marsà en invierno, le colocaba como última opción. Conocedor de sus pocas opciones, Bruno trabajó más. Algo que reconocía Ramírez. "El grupo demuestra que está preparado para cuando les toque. Bruno ha demostrado que su trabajo en silencio, que sabía que no iba a tener oportunidades, le iba a coger preparado. Lo mismo de Jordi Pola, que entrena cada día como si fuera el último de su vida", dijo. 

Y es que a Jordi Pola la oportunidad también le llegó cuando parecía que su lugar volvía a estar en el filial. La llegada de Marsà le cerraba las puertas del primer equipo y comenzaba a asumir responsabilidades, de nuevo, en el filial. Disputó tres partidos en febrero y otro más en marzo a las órdenes de Dani Mori. Aunque Ramírez le tenía como un jugador más, el rol se presumía menor. Pese a ello, el trabajo en Mareo seguía siendo el mismo. No perdía la fe. Y el domingo vio recompensado su trabajo con una gran actuación y el reconocimiento del público. También del entrenador. 

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Jordi Pola

 
El otro caso de resiliencia lo encarnó el domingo Ignacio Jeraldino. El chileno estaba viviendo un aterrizaje complicado en Mareo. Con problemas físicos desde su llegada, su aportación estaba siendo mínima. Ramírez apostó por él para el dibujo inicial ante el Granada y el atacante respondió. Con un gran trabajo de espaldas a portería y muy generoso con el trabajo defensivo, fue un buen puntal. Ante los problemas físicos de unos y la falta de efectividad de otros, Jeraldino dio la cara. 

Tuvo una ocasión de cabeza que no logró materializar y acabó desgastado por la falta de ritmo. Es el tercer caso de futbolista que, ante la falta de minutos, supo esperar su oportunidad. Y agarrarla con fuerzas cuando la tuvo enfrente. La segunda línea del Sporting de Gijón, o al menos los jugadores que aspiran a ella, se aferran a su resiliencia.