Las notas del Real Oviedo: Seis notables y tres suspensos
El equipo de Javi Calleja despachó un partido muy serio en casa del Levante, que llegaba líder a la octava jornada liguera
El Real Oviedo sumó ante el Levante un punto muy valioso. Y todo después de un partido en el que los carbayones despacharon muy buenas sensaciones, tanto con balón como sin él. Como es habitual en Killer Asturias, valoramos la actuación de cada uno de los jugadores oviedistas con participación en el Ciutat de Valencia.
Aarón Escandell (7): El portero valenciano no tuvo demasiado trabajo, pero fue clave con un par de intervenciones en las que el Levante trató de sorprenderlo. Seguro de puños en el juego aéreo, también aportó con los pies en la salida de balón.
Luengo (5): Sufrió más que ante el Eibar. Así todo, mantuvo la compostura en los momentos claves del partido. Apareció en ataque, pero la profundidad no es su mejor virtud.
Costas (7): Gran partido del central gallego. Le sacaron pronto una tarjeta amarilla con la que pudo convivir el resto del encuentro. Se mostró imperial al corte, recordando la mejor versión de Costas. Es una gran noticia para Calleja.
Calvo (7): Al igual que Costas, el oscense estuvo contundente. La fiabilidad defensiva que tuvo ayer el Oviedo fue gracias al gran trabajo de esta pareja de centrales.
Rahim (5): Flojo. Superado en alguna acción defensiva, Calleja decidió sustituirle al descanso. Una tempranera cartulina amarilla también le condicionó. El árbitro le perdonó la segunda.
Colo (6): Buen partido del argentino, aunque su labor de contención le desluce en campo rival. Bien sin balón, ayer en Orriols le costó aparecer más en la zona de creación de juego.
Seoane (7): Fue el timón del Oviedo en la sala de máquinas. El madrileño se mostró omnipresente, tanto a la hora de defender como de atacar. De sus botas nacieron un par de ocasiones claras del conjunto oviedista. Está rondando su mejor versión.
Cazorla (6): Más desaparecido que de costumbre. Así todo, que el balón pase por sus botas es sinónimo de seguridad para los suyos. Fue sustituido mediada la segunda parte.
Chaira (6): Bien, pero sin brillar tanto que en otros partidos. Lo intentó por tierra, mar y aire, pero sin fortuna. Probó suerte con dos disparos que pusieron en jaque la portería de Andrés Fernández y también con alguna conducción rápida.
Moyano (4): Desaparecido. Al cordobés no le falta actitud, pero sí precisión en sus decisiones. Lo intenta, pero aún no alcanza esa frescura del curso pasado. Debe recuperar esa chispa que le hizo diferencial con la camiseta del Oviedo no hace mucho.
Alemão (6): Suyo fue un cabezazo de mucho peligro que amenazó la portería rival. Bien en el juego de espaldas a portería, al brasileño le costó mucho encontrar los espacios.
Los suplentes:
Pomares (7): Buen partido del valenciano. Salió en el tiempo de descanso para sustituir a un superado Rahim. Tuvo solvencia defensiva y más presencia que el nigerino en ataque. Pomares sabe que el lateral volverá a ser suyo ante el Almería la próxima jornada debido a la convocatoria internacional de su competencia en el puesto.
Paulino (5): Trató de romper las líneas defensivas del Levante, pero al cántabro le faltó profundidad. Alguna buena decisión y poco más en la media hora que disputó. Es difícil coger ritmo sin partir de inicio y el estado de forma de Moyano le podría abrir las puertas.
Sibo (4): Mal. Salió para dar equilibrio y no lo consiguió. Robó algún balón, pero lejos de alcanzar su mejor versión. Muy impreciso con balón.
Hassan (4): Flojo. Disfrutó de más de diez minutos sobre el terreno de juego, pero apenas tuvo incidencia en el ataque para sacar a relucir sus virtudes.
Masca (S.C): Sin tiempo.
El entrenador:
Calleja (7): Notable. El madrileño optó por dar continuidad al once, decisión más que aplaudida por la buena versión que los azules tuvieron ante el Eibar. El plan le salió, ya que su equipo maniató por momentos al Levante en su campo. El cambio de Pomares al descanso fue otra decisión acertada. A la vista está que el Oviedo sigue creciendo y asentando la identidad que quiere el propio entrenador.