Martín Peláez ya había avisado

No todo fue positivo el domingo en el Carlos Tartiere. Aunque la victoria del Real Oviedo acaparó los focos, en el rabillo del ojo oviedista aún quedaba espacio para comprobar que el césped del estadio azul empieza hacer de las suyas. Pequeños síntomas de que el otoño y el invierno se le pueden hacer largos a la hierba del municipal ovetense.

Ya desde el calentamiento se apreciaba un estado muy blando del mismo. La persistente lluvia en la jornada dominical y el descenso de las temperaturas de los últimos días ya amenazaban el estado de un césped que hasta el momento había respondido positivamente a los cinco partidos que se habían disputado en Oviedo. Con el paso de los minutos, las pisadas y los deslizamientos de los futbolistas terminaron por confirmar que el verde no está en el mejor estado posible.

Así todo, el césped del Carlos Tartiere no terminó tan mal como se esperaba, pero el poso que deja es que si no se toman medidas urgentes volverá a sufrir en los próximos meses, ahora que el verano y el buen tiempo han quedado atrás. En cualquier caso, para el técnico azul, Luis Carrión no es, ni será, una excusa, aunque reconoce que la hierba no goza de buena salud. "Sigue sin preocuparme. Yo no voy a poner excusas nunca, ni con el césped, ni con los lesionados, ni el árbitro... Hoy el campo estaba mal, pero hemos jugado bien. Seguro que irá a mejor", comentó.

En el club existe inquietud por el estado del mismo, tal y como deslizó Martín Peláez. El presidente mexicano mostró su preocupación hace unos días, antes incluso del encuentro ante el Alcorcón. "Hemos cambiado el césped hace unos meses y después de unas pruebas en el laboratorio, se ha comprobado que las raíces aún no están hechas. Los especialistas nos dicen que no podemos ni entrenar. Las lámparas siguen trabajando las 24 horas del día, pero las condiciones no son las óptimas", adelantó el máximo responsable del club carbayón. El tiempo le dio la razón.