La Crónica: Djuka saca al Sporting del 'jet-lag'

El jueves, en Armenia. Ayer, perdido por Europa sin poder llegar a casa. Y ya el sábado, en El Molinón dándole la victoria al Sporting. La epopeya de Uros Djurdjevic tuvo el giro de guion final que solo esperan los mejores cineastas. Tras llegar a Gijón a las nueve de la mañana, irse a su domicilio a descansar un par de horas y concentrarse en Mareo, Djuka fue la llave que abrió la victoria del Sporting. Empezó perdiendo el Sporting, pero sacó el orgullo perdido para darle la vuelta al marcador. Un doblete de Djuka y un tanto de Pedro Díaz decantaron la balanza y dejaron los tres puntos en Gijón. Puntos que saben a gloria y que tienen nombre y apellidos: Uros Djurdjevic. 

Con Puma en Panamá, Jony en la grada y Djuka en el banquillo. Así comenzaba a dibujarse una tarde en Gijón con ambiente frío pese a la dimensión del partido para los intereses del Sporting. Ya ni el recibimiento estuvo a la altura de lo esperado. La baja temperatura ambiental se trasladó a los rojiblancos. El Sporting no entró bien en el partido. O entró mejor el Cartagena. El equipo de Luis Carrión demostró su condición de aspirante a la promoción con un dominio del balón y una salida limpia que el Sporting no lograba. 

Combinaba rápido el equipo blanquinegro y se comenzaba a asomar sobre la portería defendida por un 'redebutante' Iván Cuéllar. El primer aviso fue de un mito en lo relativo al gol como es Rubén Castro. Su disparo, muy forzado, se fue cruzado. Celebraría un tanto el canario en la siguiente acción. El Sporting volvió a desnudar sus debilidades en el apartado defensivo. Cuéllar salió más atrevido de la cuenta en un saque de falta y se llevó por delante al jugador murciano en vez de golpear al balón. El esférico salió repelido hacia Rubén Castro que, con la testa, la envió dentro. El asistente salvó la pifia del emeritense señalando un justo fuera de juego. 

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Sería el preludio de nuevas llegadas del Efese. Desde la banda diestra, de donde partiría la mayor parte del peligro visitante, puso un balón de quilates Julián Delmás sobre la cabeza de Dauda. El ghanés, un auténtico demonio en la primera parte, le ganó la partida con facilidad a Berrocal y remató libre de marca. Se marchó arriba. No habría fuera de juego, Babin lo evitaba. Solo el mal giro de cuello del jugador del Cartagena salvó a un Cuéllar ya vencido. 

Intentó quitarse el peligro de encima el Sporting con la aparición de sus jugadores con mayor capacidad para destellar. Apareció Gaspar Campos para caracolear dentro del área. Se construyó el hueco para armar un disparo que se marchó arriba. En el ataque, también comenzaba a moverse sin acierto Eric Ramírez. Pedro encontraba al venezolano, pero la defensa murciana se hinchó a despejar balones a la esquina. 

No sería desde la esquina. Sería desde la banda. Otra jugada de las de guardar en el catálogo de desdichas de la temporada del Sporting. Julián Delmás estuvo listo, la defensa del Sporting no. Un rápido saque de banda desnudó a Babin, quien observó como de su espalda aparecía Nacho Gil. Sin tiempo de reacción, el de Martínica no llegó a detenerlo. Tampoco Berrocal. El valenciano se plantó ante Cuéllar para fusilar al emeritense y arrancar la música de viento en El Molinón. 

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El gol no fue un duro golpe para el Sporting. Reaccionó bien el equipo de Martí, que comenzó a acercarse a la portería de Marc Martínez. Sin llegar con peligro de manera previa, apareció Villalba para despejar las dudas. El valenciano, inmerso en un mar de piernas con medias negras, vislumbró la entrada de Kravets por la banda zurda. El ucraniano la puso al interior donde Delmás, protagonista en exceso de la primera parte, mandó el balón a su propia portería. Un empate que animó al Sporting a buscar el segundo antes del descanso sin acierto. Lo buscó mucho desde la esquina, desde donde no hay acierto este año. 

La segunda parte empezó con cambio. Djuka, tras un periplo considerable, saltó al césped. Y salir y besar el santo. No hay 'jet-lag' que pueda con Djuka. Es cierto que el VAR se la puso en bandeja. La mano de Gastón Silva la reconsideró Ocón Arraiz. Penalti decretado y Djuka y, con frialdad al poder, puso al Sporting por delante del marcador. La mera presencia de Djuka, ensalzada por el desgaste físico del montenegrino, contagió a su equipo que comenzó a dar pasos hacia delante. Sobre todo, en la presión. Las recuperaciones intensas comenzaron a enchufar al público que jaleaba a los suyos. En especial, y con motivo, a Djuka. 

El Cartagena no iba a entregar la cuchara tan pronto. Movió piezas Carrión que dio entrada a Gallar y a Ortuño. El primero, autor de desequilibrar el partido en la ida, saltó al campo con la mente fresca y rápido encontró a sus compañeros. Conectó con Dauda quien buscó el disparo rápido. No sin problemas, se quitó el peligro Cuéllar de encima. Se lo jugó Pedro Díaz con una entrada dura que el VAR se encargó de corroborar como amarilla. Pero el miedo ahí estuvo. 

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Saltaron Pablo Pérez y Gragera a la función. Entraron bien al partido. El centro del campo ganó peso con la suma del '16' y el '17', Rivera tuvo un socio en las labores de contención, algo que seguro agradeció. Mientras, Pablo Pérez se fue a la banda. Desde ahí, propulsó la contra del tercero. Buena visión del gijonés para ver a Djuka en posición de libertad. Puede estar cansado. Puede haber descansado mal. La procesión irá por dentro. Una carrera de medio terreno de juego sin permitir a los defensas del Cartagena echarle al guante. Ante Marc Martínez, no le tembló el pulso para poner El Molinón a sus pies. 

Si faltaba alguien que no estaba rendido a sus pies, Djuka lo terminó de convencer en el 80. Aguantó el montenegrino el balón hasta que Pedro Díaz lanzó el ataque preciso. Se plantó solo el '8' para batir por cuarta vez a Marc Martínez. La fiesta se desató en El Molinón. Un final que pocos vislumbraban en la primera parte tras empezar perdiendo. Pero hoy el Sporting demostró el orgullo que parecía perdido. Todo de la mano de un jugador cuyo ejemplo es el mejor al que agarrarse. La odisea de Uros Djurdjevic es el mejor ejemplo de defender unos colores hasta la extenuación. Finalizó el partido con cuatro goles porque Pablo Pérez no obtuvo premio a su trabajo en otro mano a mano. Hoy, las luces dejaron en nada las sombras del Sporting.