Las claves de un tropiezo: Así cayó por primera vez el Sporting de Borja Jiménez

El equipo rojiblanco no fue capaz de detener los ataques del Mirandés y fue débil en los balones aéreos, ejemplificándose a la perfección en el gol de Petit

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Corredera
Álex Corredera busca un balón aéreo en Mendizorroza
Sáb, 08/11/2025 - 14:05

Alguna vez tenía que ser la primera. Pero volvió a ser de manera dolorosa. Tras hacer lo más difícil que era adelantarse en el marcador, el Sporting de Gijón volvió a las andadas. Otra vez la segunda parte volvió a ser perjudicial para los intereses rojiblancos y terminó marchándose de vacío por primera vez desde el aterrizaje de Borja Jiménez al banquillo gijonés. No es una historia nueva, el Sporting volvió a perder puntos en los minutos finales de partido. Algo que, lejos de ser casualidad, empieza a convertirse en causalidad. Es más débil el Sporting en las segundas partes que en las primeras. 

Mendizorroza fue un ejemplo de los males rojiblancos. Tras una primera parte exigente en defensa, pero bien resuelta por las acciones de Rubén Yáñez, el cambio táctico al descanso no le sentó bien al equipo. Defender con más futbolistas hizo al Sporting defender más, que no mejor. Estaba muy por encima el Mirandés en la gran mayoría de las jugadas. Y en las segundas jugadas, más. Se hizo el dueño del juego aéreo el equipo de Muneta. De los 38 duelos por alto que se dieron ayer, un 71% (27) fueron para el equipo local. Lo ganó por arriba. 

Enfrente, una fragilidad rojiblanca para no complicarse en los balones llovidos sobre el área de Yáñez. Un mal que viene heredado desde la etapa de Asier Garitano en el banquillo y que Borja Jiménez no pudo subsanar en la jornada de ayer. El segundo gol del Mirandés es el ejemplo de los males rojiblancos.

Todo nace de un saque de banda largo que no puede despejar el Sporting. Tras tres futbolistas del Mirandés tocando el balón dentro del área, se produce una descarga para la frontal y otra para la banda. Nada puede hacer el Sporting. El centro al área es tenso,  directo a la cabeza de Carlos Fernández –que ya había cazado el primer balón– y de Martín. El central le ganó el salto fácil a Nacho Martín y el balón de Petit terminó donde acabó. Una jugada dentro del área del Sporting con ocho toques por parte del Mirandés y ninguno del Sporting. Se acabó la historia. 

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Diego Sánchez

 
De vuelta a los números, los problemas del Sporting de Gijón a la hora de ser contundente con los ataques burgaleses se ejemplifican en otra estadística. Dentro del área rival, el Mirandés tocó el balón 32 veces. En 13 ocasiones lo hizo el equipo de Borja Jiménez en la zona de Nikic. El problema se encontró en que muchos de esos contactos se produjeron en rechaces de jugadas que siempre cazaba el Mirandés. La falta de contundencia fue veneno para el Sporting en Mendizorroza. 

Tras mudar la disposición del equipo en el descanso, Borja Jiménez no logró encontrar ese estado de comodidad que sí había tenido el Sporting en anteriores partidos. "Pensábamos que con cuatro por delante de la línea de cinco íbamos a poder cerrar sus espacios. Pensábamos que íbamos a estar más cómodos, pero estuvimos igual de incómodos. Buscamos variantes con dos puntas para estar cómodos en ataque, pero tampoco. No hemos visto al Sporting de otras semanas", comentó el entrenador del Sporting, que tiró de autocrítica en la noche de ayer. Le volvieron a aparecer los fantasmas del pasado al equipo rojiblanco. Otra vez la recta final de los partidos volvió a saquear puntos del colchón asturiano. Justificado todo con una endeblez defensiva de las que preocupaban. Y preocupan.