Una historia de Lalo: Legado en vida del oviedismo

El mítico exjugador azul cumplió su promesa y regresó al estadio acompañado de su familia para contemplar la puerta que lleva su nombre

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Lalo
Sáb, 26/07/2025 - 18:03

Eduardo Gómez García-Barbón, más conocido como Lalo, es una de esas figuras que dan sentido al relato histórico del Real Oviedo. Nacido en la capital asturiana en 1935, se incorporó al club con solo 17 años, y desde entonces su vida quedó unida a la camiseta azul. Fue jugador del primer equipo durante ocho temporadas, dejando huella en Primera y Segunda División, con más de un centenar de partidos a sus espaldas.

En la temporada 1957-58, firmó su gran explosión goleadora: anotó 20 tantos en 28 partidos, siendo el máximo goleador de Segunda División en el año del ascenso. También fue protagonista en partidos para el recuerdo, como aquel 0-6 ante el Sporting en El Molinón, donde marcó dos goles y se consagró como símbolo de una generación.

Pero su historia con el Oviedo no terminó en el césped. Lalo también fue entrenador del primer equipo en la campaña 1978-79, y desde hace años reside en Luanco, donde ha seguido siendo un oviedista convencido y practicante. Por eso, el pasado mes de marzo, el club le rindió homenaje por su 90 cumpleaños, con una visita institucional cargada de afecto y memoria.

Semanas después, en una jornada que combinó emoción, historia y oviedismo, el club dedicó al propio Lalo la puerta número 20 del estadio Carlos Tartiere. Fue el 12 de abril, en un acto donde también se homenajeó a Juan Manuel, otro referente azul, y se plantó un nuevo carbayón en el Bosque Oviedista. Lalo no pudo estar presente aquel día por motivos de salud, pero el pasado jueves 24 de julio, a las 19:00 horas, regresó al estadio para verla en persona.

Lo hizo acompañado de su familia, en una visita íntima y cargada de emoción. Porque más allá de los goles, los derbis o los ascensos, hay algo que permanece: el reconocimiento eterno de una afición que no olvida a los que hicieron grande al club.

Lalo es historia viva del Real Oviedo. Y desde ahora, también tiene su lugar grabado para siempre en las puertas del Tartiere.