De aquellos barros, esta ilusión

Los aficionados del Real Oviedo que este domingo acudan al Carlos Tartiere a animar a su equipo lo harán cargados de ilusión. No es para menos. La parroquia azul es consciente que su equipo se encuentra en plena pelea para poder regresar a Primera división más de dos décadas después, una categoría que muchos jóvenes oviedistas no han disfrutado. 

Lo bueno del fútbol es que es impredecible y da muchas vueltas. Quienes se han hecho adultos animando al Real Oviedo en el barro gritarán más que nadie en el estadio carbayón para poder ver a su equipo competir con los mejores. El reto no será fácil, pero sí ilusionante. Y de ilusión no hace falta dar lecciones al aficionado oviedista. Sea joven o no.

Tampoco es necesario hablarle de ambición a Luis Carrión ni a la plantilla del Real Oviedo, que lucharán con las garras afiladas para poder regalar a su hinchada la mayor de las alegrías. Cuerpo técnico y jugadores son conscientes de lo que hay en juego y pondrán todo su empeño en conseguir el premio gordo al final de la temporada. Después de dar caza al play-off, ahora fijan la mira en el ascenso directo.

"Cuando terminó el partido en Elche, yo notaba que el equipo ya tenía ganas del partido del Mirandés", manifestó este viernes Luis Carrión en sala de prensa. El entrenador del Real Oviedo, siempre con el entusiasmo y la pasión por delante, es el abanderado de un vestuario que va a por todas. Y no son palabras vacías, también son hechos. Y para muestra, ser el mejor equipo de la categoría desde que el catalán asumiera el banquillo del Carlos Tartiere.

Ahora bien, en este reto tan ambicioso que hay por delante es necesaria la unidad. "Cuando consigues éxitos y lo haces caminando de la mano de mucha gente es mil veces mejor. Todos estamos empujando. Esto no es de once jugadores, cuerpo técnico, presidente, director deportivo... Es de todos. Nos sentimos muy acompañados y eso ayuda a ganar partidos", culminó el entrenador del Real Oviedo.

Para conseguir el premio, ya sea a través del ascenso directo o el play-off, a los azules les restan ocho finales. La primera este domingo ante el Mirandés, de nuevo, con el apoyo incondicional de una hinchada que teñirá más de azul si cabe el Carlos Tartiere. Un coliseo que bajó hasta el barro, resurgió de sus cenizas y ahora saborea mejor que nadie la ilusión que supone regresar al lugar que nunca debió desocupar.