Mientras todo vuelve atrás, el fútbol conserva su nueva normalidad
El fútbol nacional ha sorteado, al menos por ahora, la recuperación de las restricciones por COVID que se han anunciado en los últimos días
Cierre del ocio nocturno en Asturias, otra vez las mascarillas en el exterior. Nuevas o más bien viejas medidas para la hostelería y una larga lista de restricciones que parecían ya enterradas. El avance de la variante ómicron se está traduciendo en un regreso al pasado reciente, con normativas que impiden el desarrollo natural y la convivencia de las sociedades.
La nota singular estos días es la del fútbol. Desde el inicio de la pandemia, el deporte rey en España se ha desarrollado bajo un estricto protocolo que, primero, vació los estadios y, después, fue llenándolos de manera progresiva. Es en ese punto donde se ha quedado, con la posibilidad de completar las gradas si es ese el deseo de los aficionados.
En concreto, desde finales de septiembre los estadios han vuelto a llenarse de una forma natural. El acceso ya no es escalonado, los asientos no están asignados por convivientes, los abonados pueden sentarse en el lugar que marca su carné o el público general en el señalado en sus entradas. Apenas son un par las particularidades como la obligatoriedad del uso de las mascarillas y la prohibición de comer o beber, salvo una botella de agua. Mientras todo vuelve atrás, el fútbol conserva su nueva normalidad.
Alemania y Países Bajos
Por contra, entre las grandes Ligas, Alemania ha decidido el regreso del fútbol a puerta cerrada. A partir de enero ya no habrá público en los estadios de la Bundesliga. Ya antes lo había hecho Países Bajos, causando un profundo malestar entre los miembros de la Eredivisie. Un retroceso doloroso que de momento España intenta evitar.