La contracrónica de una tarde para olvidar, por muchas cosas, en El Molinón

Un partido que se alargó hasta el minuto 118, cuatro visitas al monitor del VAR, la suspensión, tres porteros, un ambiente enrarecido... y otra decepción de un Sporting que mantiene su confianza en Rubén Albés

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Sporting
Marcador de El Molinón en el Sporting-Albacete
Dom, 23/03/2025 - 21:35

Resumir lo ocurrido en los 118 minutos en los que se resolvió la jornada 32 para el Sporting de Gijón es complicado. Un ejercicio de síntesis amplio para una tarde en la que pasó absolutamente de todo en El Molinón y muy poco positivo para los intereses del conjunto gijonés. La sensación a la salida del estadio era de mosqueo generalizado con muchos centros de ira. Muchos focos iban para la actuación de Muresan Muresan, capaz de sacar la versión más enfadada de varios miembros de la plantilla del Sporting. Pero no fue el único. Rubén Albés o Nacho Méndez también se llevaron lo suyo. Todo en una tarde inimaginable cuando se abría el domingo. 

Arrancando por lo arbitral, la actuación del colegiado rumano Muresan Muresan ha dado, da y dará que hablar en los próximos días. Cuatro veces tuvo que emprender el rumbo del monitor del VAR para revisar tres acciones. La expulsión de Róber Pier, la roja directa a Ale Menéndez y el penalti de Yáñez. Esta última desencadenó la gran bronca. Fue llamado para revisar el posible penalti, algo que apreció. Cuando ya había tomado la decisión, tuvo que recorrer sus propios pasos para valorar la expulsión de Yáñez. Algo inédito y que requirió un segundo peritaje de la acción. 

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Expulsion Yañez

 
Con el lanzamiento de Higinio, casi detenido por Víctor Campuzano –lo que faltaba para el duro–, se vivió lo que no se tenía que vivir. Lanzamiento de objetos desde la grada por segunda ocasión y Muresan Muresan que mandaba a la gente a la caseta con más de seis minutos por jugarse. Una situación que no gustó a ninguno de los equipos. Jugadores del Sporting, como Diego Sánchez, Juan Otero o Dubasin, eran reacios a abandonar el terreno de juego. También eran secundados por varios futbolistas del Albacete, con ganas de finalizar el partido. El más encendido era Diego, que no paraba de señalar al marcador. "Estamos con dos menos, vamos perdiendo y quedaba lo que quedaba...", decía el avilesino en zona mixta. 

Al término del partido, el acta arbitral reflejaba lo ocurrido dentro del apartado "Incidencias": 

En el minuto 89, estando el encuentro detenido, se lanzó al terreno de juego desde la grada detrás del banquillo visitante donde se encontraban aficionados que vestían los colores del equipo local, una caja metálica de chicles sin impactar en ningún participante. Ante esta situación, se activó el protocolo de lanzamiento de objetos comunicando por megafonía el cese este comportamiento advirtiendo que al siguiente incidente similar se procedería a la detención temporal del encuentro.

En el minuto 90 + 7 tras la consecución de un gol por parte del equipo visitante, fueron nuevamente arrojadas al terreno de juego dos botellas de agua de 350 ml cerradas por parte de seguidores locales que se encontraban la esquina donde se celebraba dicho gol, sin impactar en ningún jugador. Tras este nuevo incidente decretamos la detención temporal del encuentro, dirigiéndonos tanto jugadores como equipo arbitral al interior de los vestuarios. pasados aproximadamente diez minutos el encuentro fue reanudado disputándose los 6 minutos restantes sin producirse ningún otro incidente”.

Volvieron los jugadores al terreno de juego diez minutos después de la suspensión. Por si fueran pocas las cosas extrañas, el Sporting tuvo a su tercer portero sobre el terreno de juego. Tras la expulsión de Yáñez y el lanzamiento de penalti a Campuzano, era Diego Sánchez el que salía con la camiseta negra. "Campuzano tiene más gol que yo y necesitábamos gol. Era lógico el cambio", explicó el '22'. Un cambio que motivó la protesta de los jugadores del Albacete al percatarse del cambio. Muresan Muresan ya no sabía dónde meterse. 

Pero la tarde ya había nacido rara en El Molinón. El ambiente era frío y la grada cargó contra los suyos. El primero, el capitán Nacho Méndez. Sus declaraciones a lo largo de la semana sobre las dudas en su futuro no gustaron al público, que profirió pitos cada vez que el '10' amasaba el balón. De ahí que se quedara en la caseta en el descanso, como explicó Albés. "Le estaba penalizando mucho el entorno que se estaba viviendo. Un clima muy feo al respecto de él. Los jugadores son personas y si uno no tiene su mejor día y se le cuestionan sus acciones buenas y malas, a veces es mejor que entre otro jugador", explicó. El Molinón señaló a Nacho Méndez.

También a Rubén Albés. Cuando el cartelón se levantó para dar entrada a Pablo García y mostró el número de Nico Serrano, el estadio cargó contra el entrenador. "No tienes ni p*** idea", entonó gran parte del graderío. A pesar de lo vivido en El Molinón esta tarde, el Sporting mantiene la confianza en Rubén Albés y no se plantea la destitución del técnico gallego. Lo dicho. Una tarde complicada de entender y complicada de olvidar.