La salida de balón, el gran debe del Oviedo
La segunda parte en San Mamés y las palabras de Dani Calvo evidencian una mejora imprescindible
La Liga
El Real Oviedo llegó al parón con una sensación clara: los partidos no se le están escapando por falta de actitud, sino por errores en momentos muy concretos. Y uno de ellos, quizá el más evidente en las últimas jornadas, es la salida de balón. Lo ocurrido en la segunda parte en San Mamés volvió a dejarlo al descubierto: el equipo perdió fluidez, abusó del pase atrás y fue incapaz de encontrar caminos para superar la presión del Athletic, que vivió cómodo durante todo el tramo final.
Dani Calvo lo explicó con naturalidad esta mañana en El Requexón, dejando un mensaje tan claro como revelador: "Abusamos bastante de jugar balones atrás que tenían poco sentido. Teníamos arriba gente poderosa y era una opción viable jugar en esa última línea". El central reconoció que al equipo le cuesta leer lo que pide cada partido y que, si el rival presiona hombre a hombre, no tiene sentido insistir en una salida en corto que no genera ventajas.
Esa falta de adaptación ya se había visto en otros encuentros. En Girona, sin ir más lejos, el equipo perdió balones innecesarios cerca de su área —dos de ellos acabaron en penalti— y regaló metros a un rival que no perdonó. Ante Osasuna ocurrió algo similar: buenas intenciones, pero demasiados pases sin profundidad antes de que el plan se deshiciera en cuanto aparecía la presión. El problema no es la idea, sino la lectura y la ejecución.
La solución, como apuntó el propio Calvo, pasa por recuperar la agresividad con balón: menos pausa excesiva, menos circulación plana y más valentía para atacar la última línea. En San Mamés había argumentos para ello —Rondón y Viñas—, pero el equipo insistió en atraer sin capacidad para superar la primera presión. Cuando eso ocurre, el rival se instala en campo contrario y las pérdidas pesan el doble.
Luis Carrión ya subrayó tras el partido que el equipo debe ser más vertical cuando la situación lo exige. No se trata de renunciar a la salida elaborada, sino de entender cuándo conviene cambiar el registro. El propio Dani Calvo lo resumió en una frase que debería quedar grabada para el reinicio liguero: "Tenemos que ser capaces de leer lo que nos pide el rival. A veces la solución es golpear arriba".
El Rayo Vallecano —próximo rival— es un equipo que presiona incluso más alto y más agresivo que el Athletic. El duelo ante los de Íñigo Pérez exigirá un Oviedo más maduro con balón, capaz de elegir bien cuándo construir desde atrás y cuándo atacar de forma directa. Corregir esa fase no solo ayudará a evitar pérdidas peligrosas, sino que permitirá al equipo llegar más alto, más rápido y con más gente, algo imprescindible para empezar a sumar de tres.