Santi Cazorla, mucho más que un capitán

El regreso de Santi Cazorla a Primera División con el Real Oviedo era una de las imágenes más esperadas de la temporada. Tres jornadas después, el balance de su participación refleja lo que será una constante en el curso: la necesidad de dosificar sus esfuerzos para que siga siendo decisivo.

Ante el Villarreal y el Real Madrid, el de Fonciello apenas disputó los últimos minutos de cada encuentro, aportando su experiencia en contextos ya resueltos. Sin embargo, frente a la Real Sociedad su papel fue mucho mayor: entró en la última media hora y se convirtió en un futbolista clave para mantener la ventaja. Con su habitual pausa, interpretó cada jugada con la lectura precisa que le caracteriza y ayudó a que el equipo controlara el ritmo en un partido que se encaminaba a la primera victoria en la élite.

A pesar de esa influencia, el gesto serio de Cazorla tras el pitido final no pasó inadvertido. El capitán oviedista es consciente de que su participación ha sido hasta ahora limitada y su ambición le empuja a querer más. Como la temporada pasada, cuando resultó decisivo en el camino al ascenso, el mediocampista quiere jugar lo máximo posible y ser protagonista de otro año histórico para el club.

La gestión de sus minutos será una de las tareas más delicadas para Veljko Paunovic. Con 40 años y una carrera marcada por la excelencia, Cazorla sigue teniendo fútbol de sobra en sus botas, pero el técnico deberá equilibrar su rol entre la necesidad de dosificar su físico y la importancia de contar con él en los momentos clave. Un reto que, bien manejado, puede convertir al capitán azul en una de las grandes armas del Oviedo para consolidarse en Primera.

El rostro de Cazorla puede mostrar seriedad, pero su ambición sigue intacta. Su regreso a la élite no es un premio, sino un desafío: volver a ser decisivo en el club de su vida.